España se retira del festival Eurovisión en señal de protesta por la participación de Israel

Tras la decisión de Eurovisión de mantener a Israel en el certamen, España y varios países se retiraron en señal de protesta. Un boicot que refleja la presión internacional y genera polémica en el mayor festival europeo de música.

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España se retira del festival Eurovisión en señal de protesta por la participación de Israel / Reuters

Eurovisión, el mayor festival musical de Europa, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Tras años de polémica y desacuerdos por la presencia de Israel, acusado de utilizar el certamen para blanquear su imagen internacional, España y varios países han anunciado su retirada de la próxima edición.

El anuncio se produjo tras la 95° Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), celebrada en Ginebra, donde el debate estuvo completamente marcado por la continuidad de Israel en pleno genocidio israelí en Gaza.

Al finalizar, la radiotelevisión pública española confirmó en un comunicado que "RTVE ha anunciado la retirada de España del Festival de Eurovisión" ante la "permanencia de Israel en el certamen musical europeo".

El presidente de RTVE, José Pablo López, reforzó esta postura declarando que “lo sucedido en la Asamblea de UER confirma que Eurovisión no es un concurso de canciones sino un festival dominado por intereses geopolíticos y fracturado”. 

Horas antes, el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, había defendido la decisión, subrayando que "este tipo de boicot funciona". Añadió que "funcionó muy bien en el caso de Sudáfrica cuando quisimos terminar con el apartheid. El boicot deportivo y cultural fue muy eficaz", y denunció además el genocidio contra los palestinos en Gaza.

Con esta decisión, la televisión española confirmó que no emitirá la próxima edición del concurso, que tendrá lugar en mayo de 2026 en la capital de Austria, Viena. Esto supondrá para el certamen la pérdida de su tercera mayor audiencia, con 5,88 millones de espectadores en la final de 2025.

Desde Israel, la cadena pública KAN dio por hecho que participará en el festival, mientras que el presidente Isaac Herzog afirmó: "Israel se merece estar representado en todos los escenarios del mundo". Agradeció además a los "amigos" que "defendieron el derecho de Israel de seguir contribuyendo y compitiendo en Eurovisión".

Países Bajos, Eslovenia e Irlanda también se retiran

La salida de España no fue aislada. Países y organizaciones han denunciado que mantener a Israel en el certamen equivale a avalar a un estado que enfrenta acusaciones gravísimas de genocidio, bajo el pretexto de que Eurovisión es meramente un evento cultural.

Países Bajos, Eslovenia e Irlanda también abandonaron el certamen, generando un efecto dominó que expuso la fractura interna en la organización del festival. La cadena de televisión neerlandesa Avrotros aseguró que su "participación no era compatible con sus valores públicos fundamentales". Desde Dublín, RTE justificó su decisión "teniendo en cuenta las terribles pérdidas humanas en Gaza y la crisis humanitaria que sigue poniendo en peligro la vida de tantos civiles".

Asimismo, delegaciones como TRT, canal de Türkiye, denunciaron que la “situación humanitaria hace incompatible la presencia de Israel en el certamen”, mientras que las corporaciones públicas de Bélgica, Suecia y Finlandia indicaron que también están evaluando su retirada.

Eurovisión, entre la música y la propaganda

Fundado en 1956 para fortalecer los vínculos entre sociedades europeas tras la Segunda Guerra Mundial, Eurovisión nació como un espacio de encuentro simbólico en Europa. Con el tiempo, amplió su participación a países no europeos gracias a su pertenencia a la UER. La transmisión en cada país se realiza mediante los canales públicos o estatales, por lo que su presencia en el certamen va más allá de un simple festival, implicando una decisión de alcance estatal.

Israel, cuya participación siempre generó controversia, comenzó a ser mucho más polémica a partir del 7 de octubre de 2023, cuando la ofensiva militar sobre Gaza, reconocida internacionalmente como un genocidio. En este contexto, el festival pasó a convertirse en una herramienta visible dentro de la estrategia de propaganda y lavado de imagen del estado israelí.

En la edición de 2024, la participación de la cantante israelí Eden Golan fue defendida públicamente por el primer ministro de ese país, Benjamín Netanyahu —sobre el que pesa una orden internacional de arresto por crímenes de guerra—, y la felicitó por “elevar el perfil de Israel en Europa”. 

El caso de Netta Barzilai en 2018 también fue paradigmático. Netanyahu la calificó de "mejor embajadora de Israel" mientras su victoria coincidía con el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén ocupada y con la masacre de más de decenas de palestinos desarmados durante la Gran Marcha del Retorno en la frontera de Gaza, un episodio prácticamente eclipsado por la celebración mediática.

Esta estrategia se enmarca en la lógica de la Hasbará —la diplomacia pública israelí—, donde el éxito cultural se utiliza para proyectar una imagen positiva y desplazar la atención de las acciones militares y de la ocupación.

Llamado al boicot

En este sentido, para millones de europeos, resulta intolerable que un país señalado por masacres y destrucción masiva continúe participando en un escenario festivo. Las acusaciones de que Israel utiliza el festival como una herramienta de propaganda y lavado de imagen han impulsado protestas, boicots y llamados formales a su expulsión.

Los defensores del boicot sostienen que mantener relaciones comerciales, culturales o deportivas con Israel contribuye a normalizar y financiar un régimen que perpetúa la opresión y el colonialismo de asentamientos, y que resulta especialmente cuestionable a la luz de la reciente ofensiva en Gaza.

Además, organizaciones como BDS (Boicot, desinversiones, sanciones) señalan la “hipocresía colonial, el racismo y los dobles estándares” teniendo en cuenta que Rusia fue excluida del certamen en 2022, poco después de comenzada la guerra con Ucrania, pero que no ocurrió lo mismo con Israel tras el genocidio.