El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) ha anunciado que ya no le queda ningún suministro de ayuda en Gaza. La situación es tan crítica que el personal humanitario en el terreno está, en palabras de su director Jan Egeland, “desesperado”. Israel sigue imponiendo un bloqueo casi total que impide la entrada de ayuda, incluso la más básica. Mientras tanto, las muertes por hambre se aceleran. Solo en las últimas 24 horas, al menos 15 personas palestinas han muerto por desnutrición, según el Ministerio de Salud de Gaza. Entre ellas, un bebé de seis semanas, Yousef Al Safadi, y un niño de 13 años, Abdulhamid Al Ghalban. La hambruna ya no es una amenaza: es una realidad. Y está siendo usada como arma de guerra.