Estados Unidos ha vuelto a retirarse de la UNESCO. Ya lo hizo en 2017, y el motivo es el mismo: proteger la memoria palestina es algo que les incomoda.
Mientras Israel arrasa mezquitas, iglesias, bibliotecas y sitios arqueológicos en Gaza y Cisjordania, Washington responde debilitando a la única institución internacional que intenta preservar la historia y la identidad palestina. La salida de 2017 se produjo después de que la UNESCO declarara la Ciudad Vieja de Hebrón como patrimonio palestino en peligro. Y ya en 2011, EE.UU. congeló sus fondos tras la admisión de Palestina como miembro pleno.
Hoy, con más de 200 sitios culturales destruidos en Gaza, organizaciones internacionales denuncian un genocidio cultural. Pero en lugar de actuar para detenerlo, EE.UU. acusa a quien lo documenta de tener “sesgo”.

