En Palestina, tu documento de identidad no solo dice quién eres. También determina cuánto puedes moverte, a qué servicios puedes acceder… o si existes legalmente para el sistema. Israel ha construido un complejo régimen de control basado en distintos tipos de identificaciones. Una arquitectura burocrática que fragmenta, discrimina y decide quién merece derechos —y quién no. Desde ciudadanos de segunda clase dentro de Israel hasta residentes sin derechos en Jerusalén Este, pasando por millones de palestinos en Gaza y Cisjordania encerrados bajo un sistema de permisos, bloqueos y tribunales militares. Y fuera del mapa, millones de refugiados palestinos, sin papeles, sin tierra, sin derecho al retorno. No es solo un sistema de identificación. Es una herramienta de dominación.

