Honduras se juega una elección presidencial ajustada, marcada por la sombra de Trump y sus presiones
En el ajustado conteo de la elección presidencial de Honduras, Asfura, candidato respaldado por Trump, supera ligeramente a Nasralla. El apoyo de EE.UU. y el indulto a Hernández plantean la pregunta: ¿qué gana Washington y qué podría suceder?
Una ajustada ventaja mantiene en vilo a Honduras desde la noche de este domingo. Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales indicaban que el candidato de derecha Nasry Asfura, del Partido Nacional, lideraba la contienda, seguido muy de cerca por el aspirante de centroderecha y expresentador de televisión, Salvador Nasralla. Una diferencia pequeña en votos pero de gran impacto político, ya que en los días previos, el presidente de EE.UU., Donald Trump, expresó su apoyo explícito a Asfura, y también decidió indultar al exmandatario Juan Orlando Hernández, condenado por la justicia estadounidense por cargos de narcotráfico.
Con el 43% de los votos escrutados, Asfura obtenía 40,5% y aventajaba por apenas un punto y medio a Nasralla, del Partido Liberal, que sumaba 38,99%. En tercer lugar se ubicaba Rixi Moncada, del partido gobernante Libertad y Refundación (Libre), con 19%, según el recuento parcial del Consejo Nacional Electoral. Ninguno de los dos candidatos a la cabeza ha reclamado la victoria ante la estrecha diferencia, a la espera de resultados definitivos. Honduras no tiene segunda vuelta, por lo que la presidencia se decide en una sola votación.
Cerca de tres millones de hondureños acudieron a las urnas, de los 6,5 millones habilitados, en unos comicios que también renovaban el Congreso y las alcaldías del país. La participación fue considerada elevada, en un sistema donde el voto es universal a partir de los 18 años pero no obligatorio. El nuevo gobierno asumirá el 27 de enero de 2026, fecha en la que concluirá el mandato de Xiomara Castro, la primera mujer en llegar a la presidencia y cuyo nombre no figuró en la boleta debido a la prohibición constitucional de la reelección.
Ahora bien, las declaraciones de Trump en los días previos a las elecciones se metieron de lleno en la campaña, en lo que la oposición y críticos denuncian como injerencia. Y también por el indulto a Hernández, interpretado bajo un doble discurso.
Apoyo explícito a Asfura
Trump respaldó públicamente a Asfura, prometiendo que EE.UU. le brindaría un “gran apoyo” si ganaba las elecciones, y que solo trabajaría con él, mientras calificó de “comunistas” tanto a Moncada como a Nasralla. Y advirtió que Washington no “malgastaría” recursos en el país si el candidato del Partido Nacional no resultaba electo.
También destacó que, si Asfura ganaba la presidencia, ambos “lucharían contra los narcocomunistas”. “El único verdadero amigo de la libertad en Honduras es ‘Tito’ Asfura”, escribió Trump el jueves en su red Truth Social. “Tito y yo podemos trabajar juntos para luchar contra los ‘narcocomunistas’ y llevar la ayuda necesaria al pueblo de Honduras”.
Por su parte, Asfura ha remarcado su buena relación con Trump y dijo que esta puede favorecer a los hondureños que viven en Estados Unidos y al país en general, cuyas exportaciones van mayoritariamente al mercado estadounidense.
El indulto a Juan Orlando Hernández
Pero otra medida que tomó Trump el viernes dio aún más de qué hablar: anunció el indulto al expresidente hondureño Hernández, extraditado en 2022 y condenado en Estados Unidos a 45 años de prisión por tráfico de drogas y armas. El mandatario afirmó que Hernández había sido “tratado de manera muy dura e injusta”. Argumentó que su decisión respondía a las peticiones de los hondureños que creían que el caso tenía motivaciones políticas.
Trump afirmó que Hernández había sido víctima de una “trampa” orquestada por la administración de Joe Biden, quien estaba en la Casa Blanca en junio de 2024, cuando se emitió la sentencia. No obstante, no presentó evidencia que respaldara esa acusación ni en qué se basaba al decir que el caso tuvo motivaciones políticas. “Básicamente dijeron que era narcotraficante porque era el presidente del país. Y que fue una trampa de la administración Biden. Analicé los hechos y estuve de acuerdo”, declaró.
Ahora bien, ¿por qué el perdón a Hernández es tan importante? El gesto tiene un peso simbólico fuerte. Hernández gobernó entre 2014 y 2022 por el Partido Nacional, el mismo que hoy postula a Asfura, y durante su mandato se presentó como aliado de Washington en la lucha contra el narcotráfico. No obstante, fue extraditado en 2022, poco después de finalizar su mandato presidencial, y declarado culpable de todos los cargos presentados por el Departamento de Justicia estadounidense, entre ellos aceptar millones de dólares en sobornos para proteger cargamentos de cocaína con destino a ese país.
Pese al revuelo, Asfura buscó marcar distancia cuidadosamente de Hernández. El viernes declaró a la agencia de noticias AFP que no tiene "ningún vínculo" con el expresidente y que "el partido no es responsable de sus acciones personales". "Desde hace meses se viene mencionando este tema y no tiene nada que ver con las elecciones".
Moncada denuncia “intervencionismo” de Trump
Ante esta situación, la candidata del partido gobernante Moncada respondió con dureza, calificando los mensajes de Trump como “dos actos de campaña” en favor de “sus candidatos títeres”. De hecho, describió como un “crimen” el indulto de Hernández, a quien llamó “el capo más grande de la historia de Honduras”.
“No hay duda de que hay dos acciones concretas, tres días antes de las elecciones, que son totalmente intervencionistas”, dijo Moncada. “No nos sorprende”, añadió.
“Siempre hemos estado asediados por comportamientos y acciones intervencionistas, que se remontan a la época colonial y luego con las grandes intervenciones de la era bananera”, dijo la candidata. Y evocó las “Guerras del Plátano” de principios del siglo XX, cuando EE.UU. intervino militarmente en Centroamérica para proteger intereses agrícolas.
Narrativa contradictoria y debate sobre el narcotráfico
Aunque Honduras es un país pequeño, de 10 millones de habitantes, se puede considerar estratégico en varios sentidos, principalmente por su ubicación en las rutas migratorias hacia Estados Unidos y su rol en el tránsito regional de drogas.
Y, si llega al gobierno, Asfura también sería un aliado en la supuesta lucha contra el narcotráfico que Trump ha vinculado repetidamente con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Desde fines de agosto, Washington ha elevado la tensión en el Caribe mediante un despliegue militar y operaciones centradas principalmente en interceptaciones marítimas de lanchas o botes que EE.UU. afirma, sin presentar pruebas, transportan drogas. Desde septiembre, estas acciones han matado al menos a 83 personas, en lo que organizaciones internacionales califican como ejecuciones extrajudiciales. La Casa Blanca las enmarca dentro de operaciones contra el narcotráfico, mientras Maduro sostiene que en realidad buscan un cambio de gobierno.
En este contexto, para los críticos de Trump, el perdón a Hernández envía señales contradictorias: mientras la Casa Blanca asegura promover una operación de gran escala contra el narcotráfico, indulta a Hernández, quien fue condenado por facilitar una red de tráfico de cocaína.
Este perdón reaviva debates sobre la independencia del sistema judicial, el principio de rendición de cuentas y el impacto en la credibilidad de políticas antidrogas especialmente en Honduras y la región latinoamericana.
Un patrón de presión en América Latina
El caso de Hernández no es aislado. La política exterior de Trump en los últimos meses ha mostrado un patrón de condicionar apoyos, ejercer presión económica y vincular decisiones judiciales extranjeras a intereses propios. Esto se ha observado, además de Venezuela, en Argentina y Brasil.
En Brasil, EE.UU. impuso aranceles del 50% a productos y sancionó a un juez del Supremo Tribunal Federal en un intento de proteger al expresidente Jair Bolsonaro, finalmente condenado por intento de golpe de Estado.
En Argentina, Trump condicionó un rescate financiero al resultado de las elecciones legislativas de octubre, prometiendo “apoyo grande y contundente” solo si triunfaba el partido de su aliado, el presidente Javier Milei. Incluso calificó a los opositores como “comunistas”, al igual que hizo con Honduras.
Si se confirma el triunfo de Asfura,este asumiría la presidencia respaldado por el Partido Nacional, formación que acumuló desgaste durante sus tres mandatos entre 2010 y 2022. Quedará por verse cuáles serán las implicancias del respaldo estadounidense para un país con una larga y compleja historia de intervenciones externas.