Todo comienza con los novendiales, nueve días de luto oficial que incluyen el funeral y las misas en su honor. Durante este periodo, el camarlengo —una especie de papa interino— asume temporalmente el control del Vaticano y se encarga de la transición.
Después llegan las congregaciones, donde los cardenales debaten y fijan la fecha del cónclave: una reunión secreta en la Capilla Sixtina, en la que los cardenales menores de 80 años eligen al nuevo pontífice.
Aunque cualquier varón católico bautizado podría ser elegido, en la práctica siempre ha sido un cardenal. El proceso exige dos tercios de los votos, con hasta cuatro votaciones al día.
Tras cada ronda, el humo indica el resultado: negro si no hay acuerdo, blanco si habemus papam.
Una vez electo, el nuevo papa decide su nombre y aparece en el balcón para dar su primera bendición.
Hace 13 años, el mundo se sorprendió con el primer papa latinoamericano. Hoy, vuelve a preguntarse: ¿quién será el próximo en salir al balcón?
