¿Hasta qué punto extenderá Rusia su apoyo a Venezuela en las tensiones con Estados Unidos?
Expertos en las relaciones entre Rusia y Latinoamérica apuntan a que el respaldo de Moscú a Venezuela sería principalmente diplomático, no militar, debido a que el Kremlin se concentra en otras prioridades y evita un enfrentamiento directo con EE.UU.
Washington, D.C. — Desde que Estados Unidos lanzó hace cuatro meses su campaña de presión contra Venezuela, Rusia ha reafirmado varias veces su apoyo al presidente Nicolás Maduro, al tiempo que ha instado a Washington a no cometer un "error fatal" en esta crisis.
Aun así, analistas afirman que el apoyo de Moscú a Caracas será diplomático y "simbólico", debido a las prioridades que el Kremlin tiene en otros ámbitos.
"Rusia respalda al Gobierno de Maduro a nivel político y simbólico, pero su influencia real en Venezuela hoy mismo es limitada", declaró Vladimir Rouvinski, director del Centro de Investigaciones CIES de la Universidad Icesi de Colombia, en conversación con TRT World.
"Moscú utiliza a Venezuela principalmente como una carta para mostrar su resistencia a la presión estadounidense, y como una forma de reciprocidad simbólica hacia las políticas de EE.UU. en el ‘extranjero cercano’ de Rusia (la antigua Unión Soviética), enmarcando al hemisferio occidental como el ‘extranjero cercano’ de Estados Unidos", añadió Rouvinski, quien también trabaja como profesor asociado en el Departamento de Estudios Políticos de Icesi.
"Moscú no considera a Venezuela como escenario de una escalada realmente costosa".
Por su parte, Ekaterina Kosevich, investigadora principal de la Universidad HSE de Moscú y especializada en política exterior de América Latina y Rusia, afirma que "la interacción de Rusia con Venezuela es en gran medida pragmática, enfocada en la cooperación económica y energética, más que en el alineamiento ideológico o militar".
"Rusia respalda oficialmente la soberanía de Venezuela y se opone sistemáticamente a la injerencia externa en sus asuntos internos", apunta Kosevich, autora también de "Extra-regional Powers in Latin America in the 21st Century", a TRT World.
"Moscú observa la presión de EE.UU. sobre Caracas principalmente a través de la política de sanciones y las prácticas de cambio de régimen, que Rusia considera desestabilizadoras y contrarias al derecho internacional", añade la experta.
Las relaciones entre Rusia y Venezuela se fortalecieron a principios de la década de 2000, durante la presidencia del hoy fallecido Hugo Chávez, quien en aquel entonces buscaba nuevos aliados para contrarrestar la influencia estadounidense.
Es poco probable que Rusia confronte directamente a EE.UU.
Aunque Maduro ha buscado el apoyo de los aliados de Venezuela en la crisis actual, concretamente Rusia y China, los expertos afirman que el respaldo de Moscú a Caracas ante una eventual intervención directa de Washington sería a nivel diplomático.
"En caso de una acción militar directa de Estados Unidos, Rusia probablemente respondería a nivel diplomático condenando dichas medidas en foros internacionales, incluidas las Naciones Unidas. Es poco probable que Rusia entre en una confrontación militar directa con Estados Unidos en Venezuela", afirma Kosevich.
"Las respuestas más probables incluirían un mayor apoyo diplomático a Caracas, la continuación de la cooperación económica y técnica, y un mayor énfasis en los principios de soberanía y no intervención", detalla.
De manera similar, Rouvinski apunta a que la respuesta del Kremlin sería retórica y diplomática, en lugar de una intervención directa. "Rusia probablemente respondería retórica y diplomáticamente condenando las acciones de Estados Unidos, planteando el asunto en foros internacionales e intensificando las operaciones de información", afirma.
"Una intervención militar directa es muy improbable dadas las limitaciones y prioridades de Rusia en otros ámbitos", concluye.
¿Cómo podría esto afectar las conversaciones sobre Ucrania?
Las relaciones entre Washington y Moscú han permanecido inestables desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresó al poder a principios de este año, y se ha posicionado a sí mismo como mediador en un posible acuerdo entre Rusia y Ucrania.
El pasado 19 de diciembre, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, reiteró las condiciones no negociables de Moscú para el fin de la guerra con Ucrania, exigiendo que Kiev renuncie a las cuatro regiones ocupadas por Rusia –Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia– y, sobre todo, abandone cualquier aspiración de unirse a la OTAN.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, ha rechazado duramente esas condiciones, dejando a Trump en la búsqueda de un estrecho punto medio diplomático entre dos posiciones arraigadas y hostiles.
Dado que los diálogos sobre Ucrania siguen siendo volátiles e inestables, los expertos afirman que las tensiones en Venezuela podrían enturbiar aún más las negociaciones, pero solo "indirectamente".
"Una escalada en Venezuela añadiría tensión y desconfianza a la relación más amplia entre Estados Unidos y Rusia, dificultando el compromiso, aunque Ucrania seguiría siendo el principal foco estratégico de Moscú", afirma Rouvinski.
Por su parte, Kosevich enfatiza que, si bien ambos asuntos no están directamente relacionados, cualquier escalada en Venezuela erosionaría la confianza entre Moscú y Washington, lo que complicaría aún más las negociaciones sobre Ucrania.
"Cualquier escalada adicional que involucre a Venezuela probablemente empeoraría el clima general de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia", afirma Kosevich.
"Esto podría complicar indirectamente el diálogo y reducir la confianza entre las partes, incluidas las conversaciones relacionadas con Ucrania, incluso si los temas no están directamente relacionados".