La respuesta de China a Estados Unidos: el multilateralismo como nuevo orden mundial

Mientras China apunta a la necesidad de reformas multilaterales en la ONU, ¿podrá esta visión de gobernanza global ofrecer una alternativa viable al orden liderado por EE.UU.? Este es el análisis.

By Kubra Dilekoglu
La rivalidad entre Estados Unidos y China continúa desarrollándose en el escenario de la gobernanza global [Foto: REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración]

Ante una audiencia global en el debate general número 80 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el primer ministro de China, Li Qiang, advirtió que el resurgimiento de una "mentalidad de Guerra Fría" y de las maniobras de poder unilaterales están empujando al mundo hacia una mayor división. Unas declaraciones que, justamente subrayaron la rivalidad de Beijing con Washington.

De hecho, Li hizo un llamado a una cooperación multilateral más sólida, a reformas para amplificar las voces de los países en desarrollo, e incluso prometió nueva financiación para el Sur Global. Esta visión alternativa, sostuvo el funcionario, ofrece un orden internacional más pacífico, inclusivo y próspero.

Al tomar este camino, China se ha posicionado a sí misma como una alternativa prominente al liderazgo de gobernanza global que encabeza EE.UU. Durante décadas, académicos han debatido si China se integraría completamente al orden internacional existente, generalmente denominado el "Club de Occidente".

Los países en desarrollo a menudo han estado en la periferia del orden internacional, marginados debido a su representación e influencia limitadas. Y su frustración ha avivado los fuertes llamados a reformas fundamentales.

En ese contexto, China se consolida como defensora del “verdadero multilateralismo” y del Sur Global, pidiendo reformas para dar a los países en desarrollo una voz más fuerte en las instituciones internacionales. "Solo cuando todos los países, grandes o pequeños, sean tratados como iguales y se practique el verdadero multilateralismo, podrán protegerse mejor los derechos e intereses de todas las partes", aseveró Li en su discurso en ante la asamblea general.

En la práctica, China está promoviendo su propio marco, como la Iniciativa de Desarrollo Global, la Iniciativa de Seguridad Global, la Iniciativa de Civilización Global y la Iniciativa de Gobernanza Global. Medidas que se posicionan como modelos alternativos o complementarios a las instituciones lideradas por EE.UU.

En la Asamblea General de la ONU, el primer ministro de China también replicó sus comentarios de la Cumbre ASEAN-China-GC de 2025, denunciando una “política de bloques” y el “comportamiento hegemónico”. Las guerras arancelarias y las tácticas unilaterales, argumentó, están amenazando el orden internacional y socavando el crecimiento.

La orden del presidente de EE.UU., Donald Trump, de imponer una oleada de aranceles a las importaciones ha sumido a la economía global en la incertidumbre.

En contraste, el funcionario chino instó a la apertura, el desarrollo y la cooperación entre diferentes civilizaciones: “El autoaislamiento no puede producir un desarrollo duradero. Solo a través de la apertura y la cooperación podemos impulsar el impulso del desarrollo”.

Y este enfoque va más allá del comercio.

China está adoptando ahora una estrategia más amplia del multilateralismo, abordando cuestiones como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la gobernanza digital y el desarrollo entre pueblos.

Al hacerlo, Li ha buscado presentar a China como una potencia constructiva en la política internacional, promoviendo sus propias iniciativas de desarrollo y seguridad como modelos de cooperación.

De ahí que haya anunciado la creación de un Mecanismo China-ONU para el Desarrollo Sur-Sur Global, con una contribución inicial de 10 millones de dólares, así como planes para un centro mundial de desarrollo sostenible en Shanghái para promover aún más la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU.

Y estas acciones no son simplemente actos de generosidad. Forman parte del esfuerzo más amplio de China para ganar influencia entre las naciones en desarrollo y remodelar las instituciones multilaterales para reflejar prioridades no occidentales.

¿Reforma o rivalidad?

El contraste con Estados Unidos es marcado. Trump, por ejemplo, criticó la asistencia de la ONU a los solicitantes de asilo y la política climática de otros países, incluida China, por producir más CO2 que todas las demás naciones desarrolladas del mundo, retratando a la institución como ineficaz y hostil a los intereses estadounidenses.

Li, por el contrario, presentó a China como una nación pacífica, abierta y cooperativa. Un país que está ansioso por construir una comunidad para preservar el papel central de la ONU como institución central de la gobernanza global.

La rivalidad entre EE.UU. y China continúa desarrollándose en el escenario de la gobernanza global. Beijing busca presentarse como el defensor del "verdadero multilateralismo" y del Sur Global frente al unilateralismo y proteccionismo de Washington.

A través de iniciativas centradas en el desarrollo, la digitalización y la sostenibilidad, China no solo se está posicionando como una alternativa al liderazgo estadounidense, sino también como defensora de diferentes modelos de cooperación internacional.

"China espera trabajar con el resto del mundo para defender los ideales de la ONU, promover el espíritu del multilateralismo, [...] avanzar hacia el noble objetivo de construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad, y hacer de nuestro mundo un lugar más armonioso y hermoso", dijo el primer ministro chino Li Qiang en su discurso.

Si China podrá cumplir sus promesas de construir un orden internacional más "armonioso e inclusivo" en estos tiempos desafiantes aún está por verse. 


SOURCE: TRT Español y agencias