Opinión
ASIA
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Cómo la visión de gobernanza global de China se alinea con la de Türkiye para un nuevo orden mundial
Mientras EE.UU. se retira de sus compromisos internacionales, Beijing se posiciona como un actor clave en un mundo multipolar que redefine la gobernanza. La propuesta de Beijing y cómo coincide con la visión de un nuevo orden mundial de Türkiye.
Cómo la visión de gobernanza global de China se alinea con la de Türkiye para un nuevo orden mundial
El énfasis de Beijing en la soberanía y el desarrollo atrae a muchos países que se han vuelto escépticos ante las condiciones occidentales. / Reuters
hace 9 horas

El presidente de China, Xi Jinping, presentó la Iniciativa de Gobernanza Global (GGI) en la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), presentándola como un nuevo marco para una cooperación internacional más justa e inclusiva.

China se posiciona tanto como reformadora y como protectora del orden global, definiendo la GGI como el cuarto pilar principal de su política exterior, junto con la Iniciativa de Desarrollo Global, la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global.

En un contexto de creciente incertidumbre geopolítica y disminución de confianza en las estructuras de poder establecidas, China ofrece, a través de esta iniciativa, su visión para un mundo más equitativo

Así, la GGI redefine los principios que sustentan el compromiso internacional. Cinco conceptos centrales respaldan este enfoque: igualdad soberana, respeto por el derecho internacional, multilateralismo genuino, un enfoque centrado en las personas y un compromiso con resultados prácticos.

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, estas ideas no pretenden reemplazar el sistema actual, sino mejorarlo, haciendo que las instituciones globales sean más representativas, receptivas y equitativas. El objetivo es modernizar el sistema institucional mundial, alejándolo del unilateralismo y la confrontación ideológica.

La introducción de la GGI refleja un reconocimiento de que el orden existente, en gran medida configurado después de la Segunda Guerra Mundial, ya no es capaz de gestionar los complejos desafíos globales de hoy. Crisis como el cambio climático, la gobernanza digital y la desigualdad económica requieren cooperación y reformas.

El mensaje de China es claro: ningún país individual debería dominar el proceso de reforma, y todos los estados, independientemente de su tamaño o riqueza, merecen tener voz en la configuración de los resultados globales.

Una intervención oportuna

El momento del lanzamiento de la GGI es significativo: este año se celebra el 80º aniversario de la ONU, una oportunidad para la reflexión global. La iniciativa de China pone en evidencia que muchas instituciones de posguerra ya no cumplen con su propósito.

Como señala un académico turco, los marcos establecidos después de 1945, que alguna vez fueron celebrados como garantes de paz y prosperidad, ahora están luchando para hacer frente a las crisis multifacéticas del siglo XXI.

Por ejemplo, el Consejo de Seguridad de la ONU muchas veces se encuentra paralizado por el poder de veto de sus cinco miembros permanentes, lo que limita su capacidad para abordar conflictos como la guerra de Rusia y Ucrania y el genocidio de Israel en Gaza. Esto ha alimentado la frustración global y ha reavivado los llamados a la reforma.

En esta línea, el presidente de Türkiye, Recep Tayyip Erdogan, ha argumentado durante mucho tiempo que la ONU debe evolucionar más allá de la estrecha autoridad de sus fundadores, afirmando que "el mundo es más grande que cinco". Y su crítica encuentra resonancia en la GGI de China, que también busca establecer un sistema más inclusivo y representativo.

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Alguna vez el núcleo de la cooperación económica global, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha perdido influencia en medio de disputas entre grandes potencias y su fracaso en actualizar las reglas comerciales. Mientras tanto, el colapso de tratados clave de control de armas como el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) y la erosión de acuerdos de no proliferación han generado temores de una nueva carrera armamentista.

En este vacío de liderazgo y legitimidad, la GGI gana relevancia al promover diálogo y seguridad compartida, ofreciendo una alternativa a las rivalidades de estilo Guerra Fría. El simbolismo político es evidente: mientras Estados Unidos se retira de compromisos globales bajo la política America First del presidente Donald Trump, Beijing da un paso adelante.

La GGI es una respuesta calculada al vacío en el liderazgo global, particularmente dentro de instituciones que alguna vez fueron lideradas por potencias occidentales. La iniciativa "no busca crear un sistema alternativo", sino fortalecer los mecanismos del orden global actual, abordando tres cuestiones clave: la subrepresentación del Sur Global, la erosión de la autoridad de la ONU y la ineficiencia en la implementación.

El mensaje es que la gobernanza global no puede seguir siendo privilegio de unos pocos, sino que debe reflejar la realidad multipolar actual.

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Una estrategia regional para China

La GGI no es solo una visión global, sino también una estrategia regional. En Asia, donde China enfrenta tanto oportunidades como desafíos, la iniciativa podría transformar la naturaleza de las relaciones de Beijing con sus vecinos.

Para el Sudeste Asiático, la GGI proporciona un marco que enfatiza la cooperación y la consulta sobre la dominación. Al presentar la gobernanza como un proceso colaborativo en lugar de una competencia, la iniciativa podría ayudar a China a abordar las preocupaciones sobre su ascenso.

En Asia Central, la iniciativa complementa la presencia económica a largo plazo de China a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Los dos proyectos están entrelazados, con la BRI enfocándose en infraestructura y la GGI enfocándose en instituciones. Esto permite a China presentarse como un líder colaborativo y de desarrollo, consolidando así su influencia a través del diálogo y la interdependencia económica.

Y el apoyo de Rusia a la GGI es notable, ya que se alinea con la visión de Moscú de un orden mundial multipolar, reforzando las iniciativas regionales y globales de China dentro de esta asociación emergente.

La GGI no puede entenderse de forma aislada: forma parte de un marco ideológico más amplio que conecta las iniciativas diplomáticas y de desarrollo clave de China, dentro de una estrategia más amplia. Mientras la BRI se enfocó en la conectividad física, la GGI representa la conectividad conceptual, construyendo una infraestructura moral e institucional que legitima su liderazgo.

Mientras la BRI conecta economías, la GGI conecta valores. Ambas buscan vincular países mediante redes de interdependencia, aunque con un énfasis explícito en gobernanza, soberanía y respeto mutuo.

Para Beijing, el éxito de la GGI depende de transformar la retórica en reciprocidad, con el objetivo a largo plazo de definir normas globales, más que simplemente seguirlas.

EE.UU. y China: visiones que compiten

La GGI tiene implicaciones claras para la competencia entre Estados Unidos y China. En Washington, algunos la interpretan como un desafío al orden liberal establecido tras 1945. Sin embargo, verlo como una amenaza existencial es más alarmismo político que análisis.

La iniciativa no busca desmantelar el sistema existente, sino remodelar las prioridades globales hacia un mayor equilibrio y beneficio mutuo. Mientras Estados Unidos promueve un mundo dividido entre democracias y autocracias, China ofrece un modelo inclusivo que rechaza la confrontación ideológica.

El énfasis de Beijing en la soberanía y el desarrollo atrae a muchos países que se han vuelto escépticos respecto a las condiciones y los dobles estándares occidentales.

Para el Sur Global, su enfoque en la equidad y la reforma resuena, especialmente ante crisis humanitarias y económicas actuales.

Ahora bien, la GGI también revela una contradicción clave en la postura global de China. Aunque Beijing aboga por la igualdad entre naciones, continúa afirmando su poder a través de sus acciones en el mar de China Meridional y expandiendo su influencia política en toda la región. Esta discrepancia entre principio y práctica representa un desafío para la credibilidad de su liderazgo

Aun así, la creciente aceptación de la GGI sugiere que Beijing se ha posicionado con éxito como un centro alternativo de legitimidad, ofreciendo a los países en desarrollo un modelo de cooperación independiente de la alineación ideológica -- un marcado contraste con el enfoque occidental, tal como ellos lo perciben, de favorecer a países selectos. 

Implicaciones para Türkiye

La GGI trae tanto oportunidad como incertidumbre para Türkiye. Como punto de encuentro entre Europa y Asia, y como socio de diálogo dentro de la Organización de Cooperación de Shanghái, Ankara está en una posición única para comprender e interactuar con la visión de China.

Türkiye ha abogado históricamente por la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU y mayor equidad en la toma de decisiones globales. Los principios de la GGI de igualdad soberana y representación justa, se alinean con estas aspiraciones. Cooperar con China dentro de este marco podría potenciar la influencia de Ankara en instituciones internacionales, especialmente en desarrollo, gobernanza digital y acción climática.

Económicamente, la GGI puede complementar los lazos existentes bajo la BRI, facilitando proyectos conjuntos en tecnología, transición energética y conectividad digital. Ambos países buscan fortalecer la cooperación Sur-Sur y diversificar sus relaciones diplomáticas en un contexto global de alianzas cambiantes.

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Sin embargo, participar en la GGI requiere equilibrio estratégico. Ankara mantiene relaciones institucionales profundas con la OTAN y la Unión Europea, por lo que deberá buscar un enfoque equilibrado que salvaguarde su autonomía estratégica mientras explora áreas de cooperación con Beijing.

Aunque tanto China como Türkiye abogan por un "orden mundial más justo", sus enfoques difieren: la visión de Türkiye se basa en pluralismo civilizacional y humanitarismo islámico, mientras la china se apoya en tradiciones confucianas y socialistas. Estas diferencias podrían surgir a medida que evolucione la GGI, por lo que Ankara debe comprometerse de manera que preserve su independencia estratégica y complemente sus asociaciones multilaterales existentes.

En resumen, la GGI hace un llamado a reformar las reglas del sistema internacional, presentando la iniciativa de China como el modelo para tal reforma.

Para Asia y el Sur Global, representa la oportunidad de influir en el futuro en lugar de simplemente adaptarse a él.

Para Estados Unidos y sus aliados, significa un cambio en el centro intelectual del discurso global, del Atlántico al Pacífico, y del internacionalismo liberal a lo que Beijing denomina "destino compartido".

Para Türkiye, abre un espacio estratégico para comprometerse en sus propios términos, fortalecer la influencia multilateral y mantener autonomía en una era de competencia entre grandes potencias.

A medida que la ONU entra en su novena década, el mundo debe elegir entre aferrarse a un sistema obsoleto o participar en su renovación. Si la GGI será la base de esta renovación depende no solo de las aspiraciones de China, sino también de la disposición de otras naciones a colaborar en la construcción de un orden más justo e inclusivo.

FUENTE:TRT World
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