Líbano volvió a encender las alarmas tras recibir advertencias de actores árabes e internacionales no identificados que apuntan a que Israel se prepara para lanzar una incursión a gran escala contra el país. Así lo reveló el ministro de Exteriores libanés, Youssef Raggi, en un momento de máxima tensión regional.
Desde Beirut, la diplomacia se mueve contrarreloj. El Gobierno ha intensificado sus contactos internacionales con un objetivo claro: proteger al país y a sus infraestructuras ante cualquier ataque que pueda producirse en las próximas semanas, según explicó Raggi en declaraciones recogidas el viernes por la agencia de noticias NNA.
Estas advertencias coinciden, además, con informaciones difundidas por la radiotelevisión pública israelí KAN, que el jueves por la noche aseguró que el ejército israelí ha “completado en las últimas semanas los preparativos para un ataque amplio contra emplazamientos vinculados a Hezbollah si el Gobierno y el ejército libaneses no cumplen su compromiso de desmantelar las armas del grupo antes de que termine 2025”.
Israel “ha informado a Estados Unidos de que actuará por su cuenta para desarmar a Hezbollah si esto no se hace de manera efectiva, incluso si ello conduce a varios días de combates o a una reanudación de los enfrentamientos en el frente norte”, citó la cadena a un alto responsable de seguridad no identificado.
Ante este escenario, Raggi quiso marcar distancias y aclaró que “las reuniones en curso dentro del comité del mecanismo no son negociaciones con Israel”.
Cabe recordar que el comité del mecanismo nació del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbollah, en vigor desde finales de noviembre de 2024, y tiene como misión supervisar su aplicación. En él participan Líbano, Francia, Israel, Estados Unidos y la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano.
Por ahora, reconoció el jefe de la diplomacia libanesa, el horizonte es limitado. “Estamos buscando un regreso al Acuerdo de Armisticio con Israel, mientras que un tratado de paz sigue estando muy lejos en esta etapa”, afirmó.
En ese mismo contexto, Raggi señaló que “las armas de Hezbollah han demostrado una eficacia limitada en las operaciones de apoyo a Gaza y en la defensa de Líbano”.
Pese a ello, el Estado libanés mantiene abierto un canal de diálogo con Hezbollah “para persuadirlo de que entregue sus armas”, señalando que el grupo “hasta ahora se ha negado”.
En cuanto al plano regional, Raggi fue especialmente crítico con Irán. Describió su papel en Líbano y en la región como “negativo”, al afirmar que “las políticas de Teherán son una fuente de inestabilidad”.
Según explicó a la agencia de noticias NNA, Beirut “tiene un problema con Irán pero sigue abierto al diálogo”, siempre que deje de interferir en los asuntos internos del país y de financiar organizaciones no legítimas dentro de Líbano.
Paralelamente, el informe de la cadena israelí sobre la ampliación de los ataques contra Hezbollah no fue un caso aislado. En las últimas dos semanas, los medios israelíes han multiplicado las señales de alerta. El 30 de noviembre, Channel 13 informó de que “el ejército israelí presentó un plan operativo para ampliar los ataques contra Hezbollah durante una reunión especial celebrada con el primer ministro Benjamin Netanyahu”, a la que asistieron varios ministros y responsables de seguridad.
Todo ello ocurre mientras el alto el fuego sigue oficialmente en vigor en Líbano desde noviembre de 2024, tras más de un año de ataques que dejaron más de 4.000 personas muertas y 17.000 heridas, en el contexto de la ofensiva genocida israelí en Gaza.
Desde la entrada en vigor de la tregua, al menos 335 personas han muerto y otras 973 han resultado heridas en 1.038 ataques israelíes, según el Ministerio de Salud libanés. Sin embargo, pese a lo acordado, el ejército israelí debía retirarse del sur de Líbano en enero de 2025, pero solo se retiró parcialmente y mantiene todavía presencia militar en cinco puestos fronterizos.
















