Los palestinos en Gaza vuelven a estar atrapados en una escena de terror que ahora afecta al 40% del enclave. Fuertes lluvias han inundado los campamentos de desplazados, arruinando los pocos alimentos disponibles, empapando los abrigos escasos y dejando a miles expuestos al frío y a las enfermedades. Así describe la ONU la situación en el enclave, un contexto que evidencia que Israel no ha permitido el ingreso de asistencia humanitaria suficiente, según lo acordado hace dos meses en el alto el fuego, incluidos miles de refugios prometidos.
“Más de 760 sitios de desplazamiento que albergan a aproximadamente 850.000 personas están en mayor riesgo de inundación. Eso representa alrededor del 40% de la población de Gaza”, alertó el portavoz de la ONU Farhan Haq este jueves, citando a la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Asimismo, indicó que agencias de la ONU, junto con organizaciones internacionales, están participando lo más rápido posible en la distribución de tiendas, lonas, ropa de abrigo, mantas y kits básicos.
La población de Gaza, de unos dos millones de personas, ha sido desplazada casi en su totalidad. La mayoría vive en extensos campamentos a lo largo de la costa o en los restos de edificios dañados, sin infraestructura adecuada contra inundaciones y con letrinas excavadas cerca de las tiendas. “Los entornos fríos, superpoblados y sin higiene aumentan el riesgo de enfermedades e infecciones”, señaló la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). “Este sufrimiento podría evitarse con ayuda humanitaria sin obstáculos, incluyendo asistencia médica y refugio adecuado”.
De hecho, el frío ya cobró varias vidas: el jueves, una bebé palestina de ocho meses murió por hipotermia. Rahaf Abu Jazar, estaba en una tienda precaria que se inundó en el sur del enclave.
Otros dos niños palestinos murieron por frío extremo en la madrugada del viernes. Hadeel Hamdan, de nueve años, se refugiaba con su familia en una escuela usada como centro de desplazados, en condiciones muy difíciles y sin calefacción. El otro caso es un bebé, Taym al-Khawaja, que murió en el campo de refugiados de Shati, donde su familia vivía entre los restos de su casa dañada por los bombardeos israelíes.
Además, tres palestinos perdieron la vida el viernes en incidentes provocados por derrumbes relacionados con la tormenta. En la Ciudad de Gaza, dos hermanos, Khader y Khalil Iyhab Hanouna, fallecieron cuando una pared colapsó sobre su tienda debido a las fuertes lluvias. En el norte, en la zona de Beit Lahia, equipos de Defensa Civil recuperaron el cuerpo de otra persona tras el derrumbe de una vivienda en Yabalia.
“Estamos durmiendo sobre el agua”
Sin hogares a los cuales regresar porque Israel los destruyó con sus bombas, los pies descalzos de los niños desaparecían bajo el agua marrón que inundaba los campamentos esta semana, alcanzando la altura de las rodillas en algunos lugares. Los caminos de tierra se convirtieron en lodo, y montones de basura y desechos se deslizaban como pequeñas cascadas.
“Estamos como ahogados. No tengo ropa para vestir y no nos quedan colchones”, relató Um Salman Abu Qenas, madre desplazada en un campamento de Jan Yunis. Contó que su familia no pudo dormir debido al agua dentro de la tienda.
Sabreen Qudeeh, en Al-Muawasi, en la misma zona, explicó que su familia se despertó con filtraciones de lluvia desde el techo y agua de la calle empapando sus colchones. “Mis hijitas estaban gritando”, añadió.
Ahmad Abu Taha, residente del mismo campamento, señaló que “no hay ninguna tienda que haya escapado de las inundaciones. Las condiciones son muy malas; tenemos personas mayores, desplazadas y enfermas dentro del campamento”.
Con solo cubetas y trapeadores, los palestinos trataban de sacar el agua de sus tiendas de manera agotadora. Aliaa Bahtiti contó que su hijo de ocho años “estuvo empapado toda la noche, y por la mañana estaba azul, durmiendo sobre el agua”. El suelo de su tienda tenía 2,5 centímetros de agua. “No podemos comprar comida, cobijas, toallas ni sábanas para dormir”, explicó.
Baraka Bhar cuidaba a sus gemelos de tres meses dentro de la tienda mientras la lluvia caía afuera. Uno de los bebés tiene hidrocefalia, una acumulación de líquidos en el cerebro. “Nuestras tiendas están desgastadas… y filtran agua de lluvia”, dijo. “No deberíamos perder a nuestros hijos este invierno”.
Ayuda insuficiente
En este contexto, el portavoz Haq enfatizó que Israel debe permitir más operaciones humanitarias para aliviar esta situación. “Esto incluye terminar con la prohibición vigente sobre la mayoría de las ONG internacionales y sobre la UNRWA, que continúan sirviendo a las comunidades a pesar de operar bajo severas limitaciones”, dijo, subrayando la necesidad de abrir más pasos y rutas para “permitir la entrada de una mayor variedad de ayuda a Gaza”.
El acuerdo de enero contemplaba el ingreso de caravanas y tiendas de refugio. El cuerpo militar israelí encargado de coordinar la ayuda a Gaza, COGAT, indicó el 9 de diciembre que recientemente habían ingresado 260.000 tiendas y lonas, además de más de 1.500 camiones con mantas y ropa de abrigo. No obstante, organizaciones humanitarias cuestionan estas cifras.
Hasta ahora no ha entrado ninguna caravana durante la tregua, señaló a la agencia de noticias AP Tania Hary, directora ejecutiva de Gisha, un grupo israelí que defiende el derecho de los palestinos a la libre circulación.
Shelter Cluster, una coalición internacional de proveedores de ayuda liderada por el Consejo Noruego para los Refugiados, ofrece cifras más bajas. Según esta organización, la ONU y las ONG internacionales han ingresado 15.590 tiendas desde el inicio de la tregua, y otros países han enviado unas 48.000.
Presión por próxima fase de alto el fuego
En paralelo a la emergencia humanitaria, crece un optimismo cauto sobre el futuro del alto el fuego, pactado el 10 de octubre entre Israel y Hamás, que sigue en su primera etapa y enfrenta constantes obstáculos impuestos por Israel.
Desde EE.UU. anticipan avances muy pronto. El presidente de ese país, Donald Trump, anunció el miércoles que a comienzos del próximo año se dará a conocer qué líderes mundiales integrarán la Junta de Paz para Gaza. Según explicó, varios mandatarios han manifestado su interés en formar parte de este organismo, que será la autoridad internacional encargada de administrar el enclave en la siguiente fase del acuerdo. La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en noviembre, establece que Trump la encabezará.

En este marco, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, señaló este jueves que continúa un intenso trabajo “silencioso” para definir la siguiente fase de la iniciativa de paz. Subrayó que el Gobierno del presidente Trump mantiene los detalles en reserva hasta que existan condiciones adecuadas para anuncios formales. Según dijo a los medios, hay “mucha planificación silenciosa en curso”, con la participación de altos funcionarios de seguridad nacional, socios regionales y otros actores.
Consultada sobre si el nuevo marco se basará en el alto el fuego vigente o marcará un giro en la estrategia, Leavitt respondió que los anuncios llegarán “en el momento adecuado”. No ofreció detalles sobre plazos o propuestas, y mantuvo el enfoque en la coordinación en curso.
Türkiye insiste en que la paz debe incluir a los palestinos
Otro de los países que ha mediado en el acuerdo y que ha intensificado sus esfuerzos por avanzar a la siguiente fase de la tregua es Türkiye. El presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan, reiteró el viernes, durante el Foro Internacional de Paz y Confianza en Ashgabat, Turkmenistán, que su país sigue comprometido con impulsar la paz y el diálogo.
“Como Türkiye, estamos trabajando con toda nuestra fuerza, guiados por el sentido de responsabilidad que nos otorgan nuestra historia, geografía y civilización, para asegurar que prevalezcan la paz y el diálogo”, dijo sobre los conflictos actuales.
En este sentido, Erdogan subrayó que cualquier proceso de paz debe incluir a los palestinos y conducir a una solución de dos Estados. Además, advirtió que el alto el fuego alcanzado en octubre entre Israel y Hamás sigue siendo frágil, por lo que pidió un mayor respaldo internacional para sostenerlo.

Denuncias y pedidos de rendición de cuentas
Pero también crecen las exigencias de rendición de cuentas. Esto ocurre en un contexto marcado por la ofensiva en Gaza, donde 70.373 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, han sido asesinados desde octubre de 2023, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, y 171.079 resultaron heridos. Cifras que continúan aumentando a medida que Israel mantiene los ataques, al violar reiteradamente el alto el fuego.
La Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exministro de Defensa Yoav Gallant, acusándolos de crímenes de guerra y de lesa humanidad. A esto se suma una denuncia presentada ante la Corte Internacional de Justicia. Sin embargo, Tel Aviv todavía no ha rendido cuentas y las advertencias siguen acumulándose.
De hecho, las denuncias también abarcan los ataques letales y sistemáticos contra los periodistas en Gaza. Este jueves, cuatro legisladores de EE.UU. señalaron que Israel no ha respondido por las agresiones contra periodistas y advirtieron que la falta de investigaciones refleja un patrón más amplio de impunidad. Remarcaron que durante el genocidio han muerto más de 270 periodistas en el enclave.
Los legisladores estadounidenses Peter Welch, Chris Van Hollen, Becca Balint y Bernie Sanders afirmaron que continuarán los esfuerzos para lograr justicia para los periodistas y subrayaron que los ataques contra la prensa socavan el derecho internacional y las normas democráticas. “No hemos visto rendición de cuentas ni justicia”, dijo Van Hollen. “Esto forma parte de un patrón más amplio de impunidad, que incluye repetidos ataques contra periodistas en Gaza”.
A su vez, la representante Becca Balint y el senador Bernie Sanders reiteraron que seguirán impulsando investigaciones y responsabilidades. Destacaron que los ataques contra la prensa violan los estándares internacionales. “Los periodistas están protegidos por el derecho internacional humanitario”, dijo Balint. “No investigar sus muertes transmite un mensaje peligroso”.
















