En Gaza, el alto el fuego es solo un nombre: pese al acuerdo con el grupo palestino Hamás, Israel continúa sus ataques. Tel Aviv ha violado el pacto 591 veces desde que este entró en vigor, y los asesinatos han aumentado, alcanzando un total de 70.000 víctimas desde el inicio del genocidio, el 7 de octubre. Una cifra que eclipsa cualquier precedente y que refleja, más allá del número, la magnitud extrema de la tragedia humana en el enclave.
No obstante, las violaciones al alto el fuego continúan sucediéndose: tras los ataques registrados este fin de semana, se reportan 357 palestinos asesinados y 903 heridos desde el 10 de octubre, según la Oficina de Medios de Gaza. La mayoría de las víctimas son mujeres y niños.
En un comunicado, la entidad advirtió que los nuevos ataques muestran “la insistencia de la ocupación israelí en socavar el acuerdo y crear una realidad sangrienta sobre el terreno que amenaza la seguridad y la estabilidad en Gaza”.
El mensaje fue más allá y denunció que estos episodios “constituyen crímenes sistemáticos destinados a ampliar la destrucción y castigar colectivamente a la población, en grave violación de los Convenios de Ginebra”.

Así, este domingo, Israel lanzó ataques en varios puntos de Gaza, empleando drones, artillería y helicópteros, que dejaron muertos, viviendas destruidas y un ambiente de creciente temor entre la población.
Los bombardeos continuaron sin pausa desde la madrugada del domingo: el ejército israelí atacó el campamento de refugiados de Maghazi, en el centro de Gaza, y Jan Yunis. Más al norte, el este de Yabalia fue objeto de intensos disparos desde helicópteros, y un ataque aéreo alcanzó el sector oriental del campamento de Al Bureij, en Deir Al-Balah, elevando gruesas columnas de humo visibles a varios kilómetros, según un corresponsal de TRT en el terreno.
Además, un joven, Muhammad Nasr Siam, murió el lunes tras recibir disparos de un dron israelí en el barrio de Al-Zaitún, al sureste de la Ciudad de Gaza, según la agencia palestina Wafa.
Al mismo tiempo, las fuerzas israelíes ampliaron sus operaciones dentro de la denominada zona amarilla, donde distintas áreas de Rafah fueron objeto de nuevos ataques aéreos y demoliciones de viviendas. Mientras tanto, buques de guerra disparaban proyectiles hacia la costa de la ciudad y vehículos militares apostados cerca del eje de Morag, al noreste de Rafah, realizaban operaciones de barrido acompañadas de un fuego intenso que se prolongó durante horas.
Las detenciones arbitrarias también forman parte de este patrón. La Oficina de Medios de Gaza denunció que al menos 38 personas fueron arrestadas de manera arbitraria por fuerzas israelíes, una práctica que, según la oficina, se ha intensificado en paralelo a los ataques.

En todo este contexto, el comunicado de la Oficina instó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a los mediadores y garantes de la tregua y al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar medidas reales y urgentes para detener los ataques y obligar a Tel Aviv a cumplir el acuerdo.
Mediado por Türkiye, Egipto y Qatar y respaldado por Estados Unidos, el acuerdo fija en su primera fase la liberación de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos. Posteriormente se espera que el plan de paso a la reconstrucción de Gaza y al establecimiento de un nuevo mecanismo de gobierno sin Hamás con apoyo internacional.

















