El aniversario de la caída del régimen de Bashar Al-Assad en Siria también marca un regreso lleno de emociones: cientos de cristianos que habían abandonado sus aldeas en el norte del país durante la guerra han vuelto a sus hogares. Tras casi 14 años de bombardeos, desplazamientos forzados y pueblos casi vacíos, estas familias regresan para reconstruir no solo sus casas, sino también la vida y la memoria de sus tierras. Por primera vez en más de una década, podrán incluso celebrar la Navidad en sus aldeas, llenando de luz y esperanza las calles que durante años permanecieron silenciosas.
Antes de la guerra, unas 20.000 personas vivían en las aldeas cristianas de Ghassaniyah, Yacoubiyah, Judayda y Quniyah, al oeste de la ciudad siria de Idlib. Durante los años más duros, entre 2013 y 2015, la población cristiana se redujo a apenas 500 personas.
La mayoría de los residentes de estas aldeas se vio obligada a huir por los ataques aéreos y de artillería del régimen de Al-Assad y los enfrentamientos en la región. Sin embargo, todo cambió hace un año, el 8 de diciembre de 2024, cuando renació la esperanza.
“Regresamos para respirar el aire de nuestra aldea”
Semmaye Agop pasó su infancia y juventud en la aldea de Quniyah en Idlib, pero hace más de una década tuvo que desplazarse debido a los ataques del régimen. Los bombardeos se intensificaban, y sintieron que no tenían opción. “Tomamos a nuestros hijos y a mi esposa y migramos a Tartus”, en la costa siria, relata a la Agencia Anadolu.
Tras la caída de Al-Assad, regresaron a su hogar. “Regresamos para respirar el aire de nuestra aldea. Pero no hay agua, no hay electricidad, no hay internet. Ni siquiera podemos comunicarnos adecuadamente con nuestros hijos. Aun así, regresamos a nuestra tierra. Si Dios quiere, la situación se arreglará completamente”.

Volver entre escombros
Livan Muvas dejó su aldea cuando comenzaron los bombardeos en 2013. Primero huyó al Líbano y luego se trasladó a Emiratos Árabes Unidos.
“Por la gracia de Dios, regresamos a nuestra aldea y a nuestra tierra. Este es el sueño de todos los sirios", asegura. "Hemos estado aquí durante siglos, estamos apegados a nuestra tierra”.
El regreso, después de 12 años, estuvo marcado por los escombros y un panorama devastador. “Aún permanecen rastros de los terremotos (de 2023) y los bombardeos. Los problemas de infraestructura y las dificultades de internet y de cobertura crean desafíos. Pero existe compañerismo entre todos los sectores de los sirios. Reconstruiremos Siria”, afirmó.
Los terremotos del 6 de febrero de 2023 dejaron unas 60.000 muertes en 12 provincias turcas y entre 6.000 y 8.500 víctimas en el noroeste de Siria.
Hanna Jalluf, quien vivía en Quniyah antes de la guerra, recordó que también tuvo que huir por los bombardeos. Ahora ha decidido regresar y reconstruir su vida en su tierra natal. A pesar de los años de destrucción y dificultades, observa con esperanza cómo poco a poco su aldea vuelve a latir: “Me quedaré aquí. La vida va mejorando”. Entre ruinas y recuerdos, su decisión simboliza la resiliencia de quienes luchan por volver a casa.




















