Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió terminar la guerra de Ucrania en un plazo de 24 horas tras asumir el cargo, aumentó las esperanzas de una solución rápida al conflicto prolongado.
Sin embargo, muchos meses después, la guerra parece haber tomado un giro potencialmente peligroso, con drones rusos que al parecer violaron el espacio aéreo de Polonia y Rumania, y las acusaciones contra Moscú de provocar a miembros de la OTAN.
Varios altos funcionarios de seguridad y expertos han advertido sobre la gravedad de un escenario en el que la alianza, liderada por Estados Unidos, y Rusia sean arrastradas a un conflicto más amplio en Europa del Este, una región estratégica que fue campo de batalla por la hegemonía entre Moscú y Washington durante la Guerra Fría.
Si bien Trump sugirió inicialmente que el sobrevuelo de drones rusos en el espacio aéreo de Polonia “podría haber sido un error”, otros –como el ministro de Relaciones Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski– no aceptaron ese argumento. “Llega a ser creíble que uno o dos (drones) se desvíen del objetivo, pero ¿19 errores en una sola noche, durante siete horas? Lo siento, no lo creo”, sostuvo Sikorski.
Ahora, más de tres años y medio después de la incursión militar de Rusia en Ucrania, los drones desempeñan un papel clave en la guerra: ambos países los utilizan para atacar profundamente el territorio del otro.
La semana pasada, los drones rusos parecieron cruzar una línea roja.
Alistair Edgar, politólogo y académico de la Universidad Wilfrid Laurier en Waterloo, explicó al TRT World que los drones rusos enviados a Polonia no fueron “accidentales”.
“Aunque no estaban destinados a ataques, Rusia está provocando y también poniendo la respuesta de la OTAN, además de vigilar las capas de defensa que podrían utilizarse”, señaló Edgar, quien anteriormente trabajó en el Consejo Académico del Sistema de las Naciones Unidas, con sede en Nueva York.
Ante la avalancha de críticas, Rusia culpó a Ucrania por los drones sobre Rumania, acusando a Kiev de organizar operaciones de bandera falsa para desacreditar al Kremlin.
Sergei Markov, destacado académico ruso y exasesor del presidente de Rusia, Vladimir Putin, recurre a los propios argumentos de Occidente para cuestionar la narrativa sobre los drones.
“Si Rusia está fracasando en la guerra de Ucrania con muchísimas bajas, como afirman los medios occidentales, ¿por qué querría extender la guerra a otras partes de Europa?”, planteó Markov a TRT World, agregando que a Moscú no le interesa provocar a los países de la OTAN.

Tensiones en aumento
Durante mucho tiempo, Rusia ha considerado que la ambición de Ucrania de unirse a la OTAN representa una amenaza de seguridad, pues teme que esa adhesión acerque a las fuerzas de la alianza directamente a sus fronteras.
Ahora que las esperanzas de Kiev de ingresar a la OTAN están en suspenso por la guerra, Rusia sostiene que Ucrania intenta crear una situación que arrastre a la alianza al conflicto.
Para reforzar este argumento, Markov asegura que los drones rusos que aparecieron en territorio polaco fueron enviados por las propias autoridades ucranianas en una operación de bandera falsa con drones capturados.
“Ucrania está provocando a Polonia y a otros países de la OTAN para luchar contra Rusia, generando un clima político en el que pueda recibir armas más sofisticadas de los países occidentales”, afirmó Markov.
Markov también acusa al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy de conspirar contra Rusia y sostiene que Polonia también participa en esa conspiración.
“¿Por qué ninguno de estos drones tiene explosivos?”, se pregunta, cuestionando la idea de que estos vehículos no tripulados fueran maniobras ofensivas.
Polonia, con una larga historia de agravios contra Rusia, no duda de las intenciones de Moscú.
Según el Ministerio de Exteriores polaco, entre tres y cuatro de los 19 drones rusos fueron derribados, lo que algunos analistas interpretan como una señal de la falta de preparación entre las fuerzas de defensa de ese país.
Tras el incidente, el presidente de Polonia autorizó el despliegue de tropas de la OTAN en el país.
“Las defensas aéreas de la OTAN se activaron y garantizaron con éxito la defensa del territorio de la alianza” frente a la incursión de drones rusos, declaró Mark Rutte, secretario general de la OTAN. Tras el incidente, la organización decidió lanzar la operación Centinela del Este para reforzar las defensas en su flanco oriental.
La operación se activó luego de que Polonia invocara el Artículo 4 de la OTAN, que le permite a un miembro convocar a sus aliados para discutir una amenaza contra “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes”. Desde su creación en 1949, el Artículo 4 sólo se ha invocado en siete ocasiones.
La invocación del Artículo 4 se relaciona también con el principio central de la OTAN, el Artículo 5, que obliga a los miembros a comprometerse con la defensa colectiva en caso de ataque.
Significativamente, el episodio con los drones coincide con los ejercicios militares conjuntos Zapad 2025 de Rusia y Bielorrusia, considerados por muchos como una demostración de fuerza de Moscú.
¿Qué busca Rusia?
El politólogo Edgar identifica varias motivaciones rusas detrás de las incursiones de drones en Polonia y Rumania, desde desviar temporalmente los recursos europeos de la OTAN destinados a Ucrania hasta probar la defensa de otros países de Europa del Este.
En ese sentido, el experto lo compara con “lanzar un globo de prueba” para involucrar a los adversarios en conflictos de zona gris, que los expertos en seguridad denominan “operaciones distintas a la guerra”.
“Putin llevará esto tan lejos como pueda…”, señaló Edgar. “La OTAN nunca atacará directamente a Rusia en primer lugar, de modo que sería necesaria una acción militar clara de Rusia contra un miembro de la OTAN para que una ‘confrontación’ se convirtiera en un conflicto militar directo. Putin está dispuesto a empujar a la confrontación, pero no al conflicto”, completó.
Sin embargo, según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, la OTAN ya está “en guerra con Rusia” y “de facto involucrada en esta guerra”, refiriéndose al conflicto en Ucrania, y al aumento de tensiones en Europa del Este. Esta situación “es obvia” y “no requiere pruebas adicionales”, agregó Peskov.
Detrás de esta afirmación rusa contra la OTAN se esconde una debilidad, según Edgar. Rusia tiene “más de un millón de bajas entre muertos y heridos”, y las esperanzas de Putin de una victoria rápida siguen sin cumplirse más de tres años después, destacó.
“Putin tiene que aparentar ser ‘fuerte’ y no puede ser visto como alguien que fracasa frente a las fuerzas de defensa de Ucrania. Por eso Peskov necesita culpar a la OTAN de ese fracaso en derrotar a Ucrania, según las promesas y expectativas iniciales de la invasión de 2022”, dijo. Si Rusia se retira del territorio ucraniano, la guerra terminará de una vez por todas, enfatizó.
Al igual que Edgar, Ecaterina Matoi, consultora independiente de seguridad y política con sede en Bucarest, también cree que ni Rusia ni la OTAN desean un conflicto militar directo.
“La Federación Rusa quiere un enfrentamiento con la OTAN tanto como la OTAN quiere un enfrentamiento con la Federación Rusa”, explicó Matoi a TRT World.
Y Matoi aporta pruebas de esta postura, señalando que, si bien aviones de combate rumanos F-16 identificaron drones rusos en su espacio aéreo, decidieron no atacarlos tras una evaluación de riesgos.
“En mi opinión, fue una decisión sensata dadas las circunstancias. El dron no causó ningún daño y regresó al espacio aéreo ucraniano”.
En este punto, Markov coincide con Edgar y Matoi en que Moscú no busca un enfrentamiento con la OTAN, una afirmación reiterada con frecuencia por el Kremlin.
“Pero la guerra en Ucrania continuará tal como está, y Zelenskyy hará todo lo posible por extender este conflicto a otras partes de Europa para desatar una guerra directa entre Rusia y la OTAN”, concluyó.