La hostilidad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia el proceso bolivariano de Venezuela data de su primera presidencia. La diferencia es que, esta vez, el inquilino de la Casa Blanca ha recurrido a acusaciones sin fundamento en la realidad para justificar una amenaza de intervención en el país sudamericano.
Un cártel
El mandatario estadounidense acusa a su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro, de ser miembro del Cártel de los Soles, una supuesta organización criminal dedicada al tráfico de drogas.
En realidad, el Cártel de los Soles fue creado antes de la llegada del expresidente venezolano Hugo Chávez al poder en 1999. Sin embargo, no se trataba de una organización de narcotraficantes, sino de una red de corrupción conformada por militares de alto rango, involucrados en diversas actividades ilícitas.
El problema es que ni Trump, ni sus adláteres han mostrado evidencia alguna de la continua existencia misma del cártel, mucho menos de que el presidente Maduro pertenezca a él.
El único testimonio que existe de esa fantasmal organización criminal, son las declaraciones del exgeneral venezolano Hugo Carvajal. Este militar, que fue jefe de la inteligencia venezolana en la época de Chávez, fue arrestado por las autoridades en la isla de Aruba en 2014, a pedido de Washington, por estar presuntamente involucrado en tráfico de drogas. No obstante, Carvajal tuvo que ser liberado por tener pasaporte diplomático y, cuando regresó a Venezuela, fue recibido como un héroe.
Años después, en 2019, Carvajal rompió con el gobierno, y se pasó a la oposición, apoyando a la efímera –y francamente frívola– “presidencia” de Juan Guaidó. Luego de ser dado de baja, huyó a España, para evitar la extradición a EE.UU., que lo seguía acusando de ser narcotraficante.
Carvajal fue deportado a Estados Unidos por las autoridades españolas en 2023, donde se declaró culpable de tráfico ilícito de estupefacientes y, desde entonces, Carvajal ha “cooperado” con las autoridades, denunciando a Maduro y a algunos de sus más cercanos colaboradores como miembros del Cártel de los Soles.
Es decir, Washington cuenta con el testimonio de un militar desprestigiado, que rompió con el Gobierno de Maduro para pasar a la oposición, como única “prueba” de que el presidente venezolano es miembro de un cártel cuya existencia es dudosa.
Gracias a tamaña “revelación”, los medios estadounidenses especulan de que Carvajal no deberá cumplir la totalidad de la sentencia de 20 años que le fue impuesta por tráfico de drogas.
Dudas
Varios especialistas en América Latina, críticos del gobierno venezolano, han mostrado un escepticismo marcado con respecto a las acusaciones de la administración Trump.
Para John Walsh, especialista de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés) el Cártel de los Soles es una especie de invención antojadiza cuyo objetivo es crear las condiciones para atacar a Venezuela. “No creo que exista un cártel como tal”, afirma Walsh.
Por su parte, Phil Gunson, analista de Crisis Group, afirma que “no existe tal cosa, así que difícilmente Maduro puede ser su jefe. Es un cuento”.
Es sintomático que ni siquiera el informe de la DEA correspondiente a 2025 menciona al Cártel de los Soles o a Maduro. La DEA, un organismo dependiente del Departamento de Justicia de Estados Unidos, se supone que refleja la política oficial del Ejecutivo.
Dos cárteles
Y como si un cartel no fuera poco, la Casa Blanca ha decidido endosarle a Maduro la membresía de otra organización criminal: el Tren de Aragua. Según la administración de Trump, esta banda criminal se dedica a traficar con drogas a través del mar Caribe.
El Tren de Aragua fue fundado por el delincuente Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, en 2014 a partir de una revuelta carcelaria en la prisión venezolana de Tocorón. Luego, se convirtió en una verdadera multinacional del crimen.
Según Insight Crime, una organización especializada en investigar el crimen organizado en todo el mundo, el tráfico de drogas constituye una actividad “a pequeña escala”, comparada con extorsión, secuestros, trata de personas, robo y mercado negro, entre otras actividades ilícitas.
Por otro lado, según el Informe sobre Drogas de Naciones Unidas publicado este año, el 80% del flujo de drogas hacia Estados Unidos ocurre por las aguas del océano Pacífico, el 10% por el mar Caribe y un 10% vía la costa occidental de África.
En este contexto, el presidente Maduro ofreció a Trump, a finales de septiembre, apoyo para combatir las actividades del Tren de Aragua, según informa la agencia de noticias Bloomberg. No obstante, y de manera predecible, esta oferta fue rechazada por la Casa Blanca, pues no reconoce la legitimidad del gobierno venezolano.
Al mismo tiempo, resulta sintomático que el escepticismo a las acusaciones de Trump haya llegado al mismo Congreso de Estados Unidos. En un inusual ejercicio de consenso bipartidista, tanto republicanos como demócratas han mostrado su inmensa frustración ante la falta de claridad con respecto a la supuesta campaña antidrogas de Trump.
Este consenso ha llegado también al Senado estadounidense. Varios senadores tienen planeado votar por una resolución para prohibir a Washington intervenir en Venezuela “sin autorización explícita” de la Cámara Alta. Esta votación, que no tiene aún fecha de debate, fue propuesta cuando Trump anunció el inicio de operaciones encubiertas en territorio venezolano.
Mientras tanto, Trump sostiene que las lanchas destruidas por sus fuerzas navales, transportaban drogas, y lo sustenta con videos de baja calidad. En realidad, habría sido más expeditivo y convincente abordar las naves, arrestar a la tripulación, decomisar el cargamento y mostrarlo en público. Nada de eso ha ocurrido.
Preparación para la defensa
Debido a la más reciente ofensiva del Gobierno de EE.UU., Caracas ha puesto en marcha un plan para repeler la intervención extranjera, uno que ha venido elaborando y perfeccionando desde hace mucho tiempo.
Ha iniciado maniobras militares que incluyen a las fuerzas armadas y milicias civiles en todo el país, como parte de un plan de defensa integral, denominado “Plan Independencia 200”. Incluye la movilización en estados clave: Mérida y Trujillo, Lara y Yaracuy, además de Portuguesa, Barinas, Guárico y Cojedes, que son parte de las llamadas Zonas Operativas de Defensa Integral, o ZODI. Este plan incluye 27 acciones territoriales destinadas a proteger el territorio, desde la movilización hasta la defensa territorial.
Al mismo tiempo, la cadena de noticias Telesur informa que se está preparando la formación de milicias internacionales que irían a Venezuela a unirse a la defensa de su territorio.
Presión internacional
La oposición a una intervención estadounidense directa en territorio venezolano no se ha limitado a Venezuela misma. El presidente de Colombia, Gustavo Petro –a quien Trump ha hecho blanco de su ira, acusándolo ahora de ser un “traficante ilegal de drogas” (sic)--, ha pedido la movilización continental para impedir una intervención estadounidense en Venezuela.
Petro, que no reconoce a Maduro como presidente, ha tenido que adaptar su discurso ante el peligro inmediato de una intervención estadounidense directa en el país vecino. Y esta situación ha puesto en apuros a la oposición venezolana: por un lado, el ex candidato opositor Henrique Capriles está en contra de una invasión estadounidense; por otro, la líder opositora María Corina Machado ha mostrado una postura ambigua.
Machado ha pedido a Trump que intervenga para poner fin a lo que llamó una “guerra” en su país, supuestamente perpetrada por Maduro. Al mismo tiempo, la dirigente opositora se niega a descartar una intervención directa de EE.UU. Y cabe aclarar que en todo este Machado recibirá el Nobel “por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”,
Resultaría un tanto irónico, y hasta embarazoso, que Machado aceptara una invasión estadounidense, que de pacífica no tendría absolutamente nada, y que iría en contra de los principios de la Academia Sueca del Nobel.
Cualquiera que sea el dilema de la oposición, lo cierto es que Venezuela se ha venido preparando para una eventual invasión desde hace bastante tiempo.
Un cuadro que ilustra los pasos para repeler una invasión de Estados Unidos, que fue mostrado a un grupo de visitantes en un cuartel de Barquisimeto, capital del occidental estado Lara, habla de una “Operación Estratégica de Resistencia hasta Alcanzar la Victoria’.
Los venezolanos no se conformarán con menos.