Bolivia se adentra en la recta final de una histórica segunda vuelta presidencial. El 19 de octubre, el centrista Rodrigo Paz Pereira y el expresidente de derecha Jorge “Tuto” Quiroga se enfrentarán en un balotaje marcado por alianzas, expectativa y por el fin de una era: tras 20 años, la izquierda dejará el poder. Aunque la carrera se perfilaba reñida, las encuestas recientes muestran que la intención de voto se inclina hacia el exmandatario de derecha.
Ahora bien, la primera vuelta fue una sorpresa: las encuestas anticipaban un giro hacia la derecha, con un alto porcentaje de voto para Quiroga, de la alianza Libertad y Democracia. No obstante, no pronosticaban un balotaje con la presencia de Paz, senador del Partido Demócrata Cristiano, quien sorprendió entonces con un 32,02% de los sufragios, mientras Quiroga obtuvo un 26,70%.
Así, mientras se acerca la fecha que decidirá el futuro de Bolivia, los candidatos cierran sus campañas este miércoles, atentos a los sondeos. Pese a las variaciones en los porcentajes, las más recientes encuestas coinciden en que la mayoría del electorado ya tiene definida su decisión.
Según un estudio divulgado este domingo, Quiroga lidera la intención de voto con un 44,9%, mientras que Paz obtiene un 36,5%, en una contienda que se perfila cada vez más reñida. El estudio de Ipsos-Ciesmori para Unitel, realizado entre el 6 y el 9 de octubre, sitúa al exmandatario al frente con un 44,9% de las preferencias, frente al 36,5% de Paz.
Este sondeo también ha registrado un 9,3% de indecisos y un 3,7% que planea votar en blanco.
Una encuesta previa, elaborada por Captura Consulting y difundida el viernes por el canal Red Uno, apunta en la misma dirección: Quiroga encabeza con un 42,9% de apoyo, mientras que Paz alcanza el 38,7%. En este caso, el estudio, realizado a inicios del octubre, registró un 10% de indecisos.
Las encuestas resonaron entre los candidatos. Paz minimizó los resultados que lo ubicaban detrás de Quiroga. Recordó que en la primera vuelta fue la gran sorpresa al pasar de un 8% de intención de voto en los sondeos previos al 32% obtenido en las urnas, destacando que estos estudios no siempre reflejan la realidad del electorado.
Por su parte, Quiroga, que estuvo al frente del país entre 2001 y 2002, se muestra confiado en la victoria del balotaje. “Sé que Bolivia tiene futuro porque lo vi en cada familia que me recibió, en cada joven que lucha, en cada madre que no se rinde. Hoy te pido que transformemos esa esperanza en realidad. Con tu voto este 19 de octubre, juntos podemos lograrlo”, escribió en sus redes sociales este martes.
La elección marcará un hito en la historia del país, ya que será la primera vez que Bolivia elija presidente y vicepresidente en segunda vuelta, un mecanismo introducido en la Constitución de 2009. También marca un punto de inflexión, ya que ha quedado fuera del mapa electoral el partido del presidente Arce, el Movimiento al Socialismo (MAS), sufrió un revés histórico: su candidato, Eduardo del Castillo, obtuvo apenas un 3,1% de los votos, poniendo fin a casi dos décadas de gobierno del partido liderado durante años por el expresidente Evo Morales.

Debate presidencial y cierre de campaña
Ambos candidatos presentaron este domingo sus propuestas en el debate organizado por el Tribunal Supremo Electoral, donde prometieron inyectar dólares a la economía boliviana y garantizar la provisión de combustibles.
El eje más destacado fue el de economía: los dos buscan distanciarse del modelo económico del MAS. Ambos coincidieron en la necesidad de reformar las leyes de hidrocarburos y del litio con el fin de atraer inversiones y potenciar la recuperación económica del país, pero marcaron sus diferencias en cómo lograrlo.
Paz, quien se presenta como una figura de renovación política de centro, afirmó que si gana las elecciones, el 8 de noviembre —día previsto para la investidura del nuevo presidente— ya “habrá combustible en todo el país” y “no más filas” como las que hoy enfrentan los bolivianos. Por otro lado, prometió poner fin a los “contratos con falta de transparencia”.
El senador también señaló que, de resultar electo, ordenará el tipo de cambio del dólar, que actualmente tiene un precio oficial de 6,96 bolivianos, pero que en el mercado paralelo cuesta más del doble debido a la escasez de divisas. Propuso implementar un “sistema de banda cambiaria con piso y techo” y una reforma del Banco Central, que —según dijo— “no tiene que ser la caja chica de un gobierno”.
En su discurso, ratificó su oferta electoral de aplicar un "capitalismo para todos", con créditos "baratos" para los emprendedores, una rebaja de impuestos y de aranceles para la importación de tecnología y vehículos, y otorgar el 50% del presupuesto general directamente a las nueve regiones bolivianas.
Por su parte, Quiroga, de 65 años y más alineado con la derecha conservadora, coincidió en la urgencia de recuperar la confianza económica y aseguró que lo primero será “traer los dólares al principio” para restablecer la estabilidad. “Tiene que haber dólares en los cajeros, en las sucursales bancarias”, afirmó el candidato, quien llevó adelante su campaña con el eslogan “Cambio Radical”.
Asimismo, el expresidente, que defiende el libre mercado y sostiene que una de sus prioridades será impulsar la producción nacional, planteó construir un “puente de estabilidad” antes de un cambio estructural centrado en sectores estratégicos como el litio, los hidrocarburos y la minería.
Además, ambos se refirieron a posibles préstamos. Paz afirmó que Bolivia ya tiene aprobados más de 3.500 millones de dólares en créditos de organizaciones internacionales, aunque advirtió que no saldrá “al exterior a pedir dinero” y que primero “ordenará la casa” para combatir la “corrupción”, a la que atribuyó el mal manejo de los recursos del país. En contraste, Quiroga propuso recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) como fuentes adicionales de apoyo.
El último día de campaña será este miércoles, antes del periodo de reflexión y silencio electoral que antecede a la votación. Con este balotaje, Bolivia se encamina hacia un marcado cambio político, con la certeza de que quien resulte electo será un presidente orientado hacia la derecha, aunque con un estilo más o menos radical, según la opción que elija el electorado.