En un nuevo episodio que acentúa las tensiones militares en el Caribe, el Gobierno de Estados Unidos confirmó que un bombardeo contra una lancha supuestamente vinculada al narcotráfico dejó cuatro muertos frente a las costas de Venezuela. El ataque ocurre menos de un día después de que el presidente Donald Trump pidiera al Congreso declarar a los carteles de la droga como “combatientes ilegales”, según reportes, y anunciara que su país se encuentra en un “conflicto armado” con ellos.
El secretario de Guerra, Pete Hegseth, informó el viernes que ordenó el ataque contra una pequeña embarcación en aguas cercanas a Venezuela. Según dijo, la lancha “transportaba cantidades sustanciales de narcóticos con destino a Estados Unidos para envenenar a nuestro pueblo”. En un video publicado en sus redes sociales, se observa cómo el proyectil impacta contra una lancha que avanza a gran velocidad en altamar.
“Nuestra inteligencia confirmó sin lugar a dudas que esta embarcación traficaba drogas, que las personas a bordo eran narcoterroristas y que operaban en una ruta de tránsito conocida por el narcotráfico”, aseguró Hegseth en su publicación.
Trump compartió el mismo video en su plataforma Truth Social. Afirmó que el bote iba “cargado con suficientes drogas para matar a entre 25 y 50 mil personas” y que su destino era Estados Unidos.
De acuerdo con el gobierno estadounidense, este es el quinto ataque de este tipo en el Caribe, específicamente en las costas cercanas a Venezuela, desde que comenzaron las operaciones hace unas semanas. En total, han dejado 21 muertos.
El ataque se produjo poco después de que la agencia de noticias AFP divulgara una carta enviada por el presidente Trump al Senado, en la que aseguró que Estados Unidos estaba inmerso en un “conflicto armado no declarado” contra organizaciones narcotraficantes con poder letal. La Constitución estadounidense establece que solo el Congreso puede declarar la guerra, por lo que esta formulación podría buscar justificar legalmente las operaciones militares en el Caribe.
Washington lleva a cabo su mayor despliegue militar en la región en décadas. El mes pasado envió 10 aviones F-35 a Puerto Rico, junto con ocho buques de guerra y un submarino nuclear. El Pentágono afirma que el objetivo es “combatir el narcotráfico”, pero esto no ha hecho más que aumentar las tensiones con Caracas.
El jueves de octubre, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, denunció que cinco cazas estadounidenses fueron detectados cerca de la costa del país. “Son aviones de combate. El imperialismo se ha atrevido a acercarse a la costa venezolana”, dijo en la televisión estatal, calificando las maniobras como “una provocación” y “una amenaza a la seguridad de la nación”.
Padrino advirtió que cualquier ataque de Estados Unidos “desataría una movilización nacional”. “Denuncio ante el mundo el acoso militar, la amenaza militar del gobierno de Estados Unidos contra el pueblo de Venezuela”, añadió.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, calificó los ataques como “una agresión armada para imponer un cambio de régimen, para imponer gobiernos títeres y para robarle el petróleo, el gas, el oro y todos los recursos naturales”. Durante un acto en Caracas, advirtió: “Si es necesario pasar de la forma de lucha no armada a la forma de lucha armada, este pueblo lo hará por la paz, por la soberanía y por el derecho a la existencia”.
Por su parte, la vicepresidenta Delcy Rodríguez también condenó las acciones de Washington, y calificó los ataques a las embarcaciones de “ejecuciones extrajudiciales y sumarias”.
