Estados Unidos y México han sellado un entendimiento histórico en su larga y compleja relación fronteriza. El sábado, el Departamento de Estado de Washington anunció el lanzamiento de una iniciativa bilateral destinada a frenar el incesante flujo de armas que cruza hacia el sur y alimenta la violencia de los cárteles mexicanos: “La Misión Cortafuegos”.
“Por primera vez, EE. UU. y México están implementando inspecciones conjuntas, intercambio de información en tiempo real e investigaciones ampliadas para detener las armas que alimentan a los cárteles. Cooperación histórica para proteger a ambas naciones”, celebró en redes sociales el embajador estadounidense en México, Ronald Johnson.
El debut de esta nueva etapa de colaboración se produjo en McAllen, Texas. Allí se dieron a conocer los detalles de la operación, cuyo propósito es inequívoco: “interrumpir el flujo ilícito de armas en la frontera común”. El anuncio coincidió con la primera reunión del Grupo de Implementación de Seguridad México-EE. UU., creado a inicios de mes tras la visita del secretario Rubio a Ciudad de México, y concebido como un mecanismo de coordinación reforzada contra el narcotráfico y el contrabando.
¿En qué consiste el acuerdo?
El acuerdo va mucho más allá de una simple declaración política. Incluye la instalación de tecnología de identificación balística en las 32 entidades federativas mexicanas, el fortalecimiento del intercambio de información y la ampliación de las investigaciones que permitan llevar los casos a los tribunales.
En un comunicado, el Departamento de Estado subrayó que se trata de un nivel de cooperación “sin precedentes”. Según el mismo documento, “a petición de México, Estados Unidos ha creado una plataforma segura, la primera de su tipo, que permite compartir información sobre envíos aéreos y paquetes sospechosos con el fin de identificar e interceptar drogas ilícitas, precursores químicos, armas de fuego y combustibles ilícitos”.
La visión de Sheinbaum
La presidenta Claudia Sheinbaum celebró lo que definió como una “visión completamente distinta” de Washington frente a un problema que durante años fue minimizado. “Ustedes saben que durante años Estados Unidos no aceptó que este era un problema (...) Ahora es una visión completamente distinta”, subrayó en su conferencia matutina.
Un día antes, durante un acto público, la mandataria había resaltado la importancia de lo pactado: un acuerdo que “reforzará los operativos” para detener el tráfico de armas, fenómeno que durante décadas ha nutrido la violencia y fortalecido a los grupos criminales. Sheinbaum precisó que el convenio, denominado “Barrera a las Armas o al Fuego”, constituye un primer paso dentro del marco de entendimiento alcanzado recientemente con el gobierno estadounidense.
México había insistido reiteradamente en que Washington debía asumir parte de la responsabilidad por la llegada masiva de armas desde su territorio. Mientras tanto, la administración Trump acusaba a las autoridades mexicanas de no combatir con suficiente firmeza al narcotráfico, señalamientos siempre rechazados por Ciudad de México. En ese contexto, la presidenta fue tajante: “Queremos que por primera vez lo primero que se discuta son las armas que vienen de Estados Unidos a México. (…) Logramos un acuerdo de que Estados Unidos va a reforzar los operativos en Estados Unidos para controlar el paso de armas de Estados Unidos a México”.
Sheinbaum añadió: “Nunca se había logrado un acuerdo de este tipo. La soberanía es algo que nunca se va a negociar, jamás”.
El peso de las cifras
Los datos oficiales reflejan la magnitud del problema. Cada año ingresan a México alrededor de 200.000 armas de fuego provenientes del vecino del norte. Tres de cada cuatro armas decomisadas en territorio mexicano, reconoció el propio Departamento de Justicia estadounidense, tienen origen en Estados Unidos.
Para la mandataria, resulta crucial no solo detener el flujo, sino rastrear el origen: “No solamente el fabricante, sino la armería, la cadena completa de distribución que permite que las armas lleguen a las organizaciones criminales en México”.
Trump revierte las limitaciones de Biden
Por otro lado, la administración de Donald Trump anunció en Washington que revertirá las restricciones impuestas durante el mandato de Joe Biden sobre la exportación de armas de fuego a países considerados de alto riesgo. La medida elimina limitaciones a la venta de armamento en 36 naciones señaladas por la posibilidad de desvío hacia criminales y grupos terroristas.
El Departamento de Comercio justificó la decisión al señalar que generará “cientos de millones de dólares anuales en oportunidades de exportación” para la industria armamentística estadounidense, beneficiando a fabricantes como Sturm, Ruger & Co y Smith & Wesson Brands.
La Casa Blanca subrayó que la medida representa una continuidad con la visión de Trump sobre el derecho a portar armas y su rechazo a mayores controles. La decisión supone un giro de 180 grados respecto a la política de Biden, que en abril de 2024 había endurecido los requisitos de exportación con el argumento de reducir el flujo de armas hacia carteles y grupos criminales en América Latina y otras regiones.
Este viraje político refleja el contraste entre las dos visiones de Washington: mientras el gobierno de Sheinbaum celebra un acuerdo inédito con la administración estadounidense para detener el tráfico de armas, Trump abre la puerta a una mayor disponibilidad de armamento en el mercado internacional.