Como parte de un intento para ocultar la hambruna en Gaza, Israel ha inundado las redes sociales con imágenes de supuestos mercados abarrotados y restaurantes abiertos, una puesta en escena que contrasta con la devastadora realidad del enclave. Para estas campañas propagandísticas, Israel destinó 50 millones de dólares en acuerdos con Google, X y empresas publicitarias de Francia e Israel, según reveló un informe de RTVE basado en una investigación de Eurovision News.
Según la investigación, en junio el Comité de Exenciones de Israel aprobó la solicitud de la agencia estatal de publicidad Lapam para ejecutar campañas de información pública —o, más exactamente, de desinformación— por un valor de 50 millones de dólares en Google, X y las plataformas Outbrain y Teads, de Francia e Israel.
Los contratos, vigentes del 17 de junio al 31 de diciembre, destinan 45 millones a YouTube y a la plataforma de gestión de campañas publicitarias de Google, Display & Video 360. La red social X recibió 3,03 millones de dólares, mientras que Outbrain y Teads obtuvieron 2,12 millones.
El informe, titulado “El nuevo frente de guerra: dentro de la ofensiva digital ‘hasbara’ de Israel”, revela cómo las campañas patrocinadas por el estado israelí utilizan redes sociales, influencers pagados y recorridos militares para moldear la narrativa global sobre Gaza.
Documentos fechados entre 2018 y julio de 2025, revelados por la investigación, muestran que Lapam emplea plataformas de anuncios de Google y Meta para difundir las narrativas del gobierno israelí y contrarrestar a los críticos de las políticas y ofensivas militares de Tel Aviv mediante campañas pagadas.
El año pasado, Lapam patrocinó 2.000 anuncios: 900 dirigidos al público nacional y 1.100 a audiencias internacionales en países seleccionados, según el Centro de Transparencia de Google Ads citado en el informe. Entre el 1 de enero y el 5 de septiembre de 2025, la agencia lanzó más de 4.000 anuncios, la mitad dirigidos a espectadores internacionales.
Israel utiliza estas campañas, en particular, para negar la hambruna en Gaza, "presentando una apariencia de normalidad dentro del enclave sitiado". Lapam publicó decenas de anuncios en Google, YouTube, Teads/Outbrain y X mostrando mercados concurridos de Gaza para contradecir la declaración de hambruna de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés).
La investigación también halló que otra campaña respaldada por Lapam instaba a los lectores a identificar “fallas e inconsistencias” en el informe de hambruna del IPC. Estos anuncios aparecían en los resultados de búsqueda de Google en varios países europeos, incluidos Bélgica, Reino Unido, Dinamarca, Suecia y Alemania, y dirigían a los usuarios hacia un sitio web del gobierno israelí.
El mismo día que el IPC publicó su evaluación inicial, Lapam lanzó una campaña de video multilingüe en el canal de YouTube del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, mostrando mercados llenos y restaurantes abiertos en Gaza. Entre agosto y principios de septiembre de 2025, los videos de los mercados y restaurantes de Gaza acumularon más de 30 millones de reproducciones, impulsadas no de forma orgánica, sino a través de promoción pagada mediante Google Ads en varios países.
Atacando a los críticos
La campaña publicitaria de Israel también busca desacreditar a críticos: al consultar “UNRWA”, los primeros resultados de búsqueda dirigen a un sitio oficial del gobierno israelí que describe a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos como un “frente de Hamás”.
También Francesca Albanese, relatora especial de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados, ha sido blanco de anuncios pagados en Europa durante meses, acusándola de “antisemita” por criticar las políticas israelíes.
En este sentido, Eurovision señaló que solicitó comentarios a Google en dos ocasiones sobre sus políticas de anuncios y el gasto del gobierno israelí, pero no obtuvo respuesta.
"La estrategia de Israel destaca la vulnerabilidad del público internacional frente a narrativas emocionalmente persuasivas y los desafíos que enfrentan los verificadores de hechos y los periodistas tradicionales para contrarrestarlas", subraya el informe.