El pasado mes, el presidente estadounidense Donald Trump aseguró que su “máxima aspiración” como mandatario es “traer paz y estabilidad al mundo”, mientras recibía a los líderes de Armenia y Azerbaiyán en la Casa Blanca.
Sin embargo, apenas un mes después, sorprendió al anunciar planes para renombrar el Departamento de Defensa como Departamento de Guerra, contradiciendo así la retórica de paz que había promovido desde su campaña presidencial de 2024.
“Ganamos la Primera Guerra Mundial, ganamos la Segunda Guerra Mundial, ganamos todo antes y en medio, y luego decidimos ponernos ‘woke’ y cambiamos el nombre a DOD. Así que, ahora será el Departamento de Guerra”, afirmó Trump la semana pasada en una conferencia de prensa en el Despacho Oval, explicando su decisión.
Edward Erickson, exoficial del ejército estadounidense con amplia experiencia militar y profesor retirado de historia militar en el Departamento de Estudios de Guerra de la Marine Corps University, considera que el cambio de nombre es “un gesto político superficial que refleja inmadurez en el pensamiento sobre la defensa nacional”.
Según Erickson, mientras las capacidades militares y de defensa de una nación no estén respaldadas por fuerzas económicas, políticas y culturales, y reforzadas por alianzas regionales e internacionales, la palabra “guerra” por sí sola no logra mucho.
“El presidente Dwight D. Eisenhower nos recordó en los años 50 que la defensa nacional incluye educación, una economía sólida, ciudadanos saludables, aliados internacionales y un orden social que garantice oportunidades para todos. Trump y (el jefe del Pentágono, Pete) Hegseth parecen ignorar o haber olvidado eso”, explicó Erickson a TRT World.
Eisenhower, el general que comandó las fuerzas aliadas en Europa Occidental durante la Segunda Guerra Mundial, nunca redujo la defensa a la guerra. Sin embargo, Erickson señala que un magnate inmobiliario como Trump parece más ansioso que nadie por rebautizar el Pentágono como Departamento de Guerra.
Matthew Bryza, exdiplomático estadounidense, considera que el cambio de nombre podría estar vinculado a la necesidad del ejército estadounidense “de enfocarse más en la guerra que en la burocracia”.
Trump ha sido un crítico constante de la burocracia, firmando múltiples órdenes ejecutivas para reducir el personal federal y agilizar los procesos administrativos.
No obstante, rebautizar el Departamento de Defensa como Departamento de Guerra podría generar aún más burocracia, según funcionarios actuales y antiguos del Pentágono.
Aunque aún no está claro cómo afectará este cambio al funcionamiento a largo plazo del Pentágono, según un reciente informe de Politico, la actualización de contratos y materiales en más de 700.000 instalaciones repartidas en 40 países y los 50 estados estadounidenses podría costar miles de millones de dólares.
“Esto incluye todo, desde el papel membretado de seis ramas militares y decenas de agencias, hasta servilletas grabadas en comedores, chaquetas bordadas para funcionarios confirmados por el Senado y llaveros y recuerdos de la tienda del Pentágono”, detalló el informe.
“Paz a través de la fuerza”
Pete Hegseth, jefe del Pentágono y figura controvertida, cuya remoción de algunos altos funcionarios ha generado turbulencias en los pasillos del departamento, sugirió que el cambio de nombre responde a una visión de “paz a través de la fuerza”.
Sin embargo, otras potencias, desde China, cuyo reciente desfile militar en Pekín evidenció su demanda de un estatus igual al de EE.UU., hasta Rusia, que mantiene ataques con drones en Ucrania, parecen indiferentes ante el renombramiento.
“No solo costará millones de dólares, sino que no tendrá ningún impacto en los cálculos de China o Rusia. Peor aún, será usado por nuestros enemigos para presentar a Estados Unidos como belicista y una amenaza para la estabilidad internacional”, advirtió un exfuncionario del DOD.
Bryza, por su parte, subraya que “para disuadir la guerra, hay que ser fuerte y estar listo para combatirla”. Por ello, no ve “ninguna contradicción entre renombrar el Departamento de Defensa, que antes se llamó Departamento de Guerra, y la búsqueda de la paz”.
El Departamento de Guerra original fue creado por George Washington, primer presidente de EE. UU., en 1789.
Harry Truman, presidente demócrata que sucedió a Franklin Roosevelt al final de la Segunda Guerra Mundial, lo rebautizó como Departamento de Defensa en 1947 para unificar las fuerzas armadas bajo un liderazgo civil único.
El cambio se produjo en un momento en que EE. UU., plenamente consciente de la creciente importancia del poder militar, estaba reconfigurando el mundo de posguerra.
En ese contexto, historiadores consideran algo torpe la iniciativa de Trump, dada la historia y simbolismo del departamento.
“Entiendo que llamar a algo ‘Departamento de Guerra’ en lugar de ‘Defensa’ suena como si la nueva doctrina político-militar de Estados Unidos fuera más agresiva.
“Pero, nuevamente, el presidente Trump argumentaría que busca prevenir la guerra preparándose para luchar y ganar una guerra”, concluye Bryza.