La ONG de Medellín que se inspira en las utopías de Eduardo Galeano para transformar la realidad
AMÉRICA LATINA
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La ONG de Medellín que se inspira en las utopías de Eduardo Galeano para transformar la realidadInspirados por el escritor uruguayo Eduardo Galeano, un grupo de jóvenes colombianos creó una organización comunitaria que ofrece actividades culturales en uno de los barrios más pobres de Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia.
"En la Comuna 2 no existe una Casa de la Cultura y hay muy pocos espacios públicos para la recreación". / Otros

En una pequeña pieza de un garaje perdido entre un laberinto de callejones, un grupo de jóvenes debate colectivamente qué historias del barrio contar en el periódico comunitario de la Zona Norte de Medellín, Colombia. Es tan estrecha la sala que están sentados sobre los paquetes de la última edición, apilados en el piso, listos para ser distribuidos. 

Debajo de ellos, una de las primeras ediciones del periódico reclama en su contraportada: "En la Comuna 2 no existe una Casa de la Cultura y hay muy pocos espacios públicos para la recreación". Estos jóvenes, habitantes de barrios populares, aún no lo saben pero están sembrando las semillas de lo que ahora, 16 años después, es el centro cultural comunitario más importante de los barrios periféricos de Medellín: la Casa para el Encuentro Eduardo Galeano, sede del periódico “Mi Comuna 2” y de la Corporación Mi Comuna (organización no gubernamental), que ofrecen talleres comunitarios de teatro, música, comunicación, escritura, audiovisual, educación popular y participación ciudadana.

“El lugar era tan pequeño que cabían los periódicos o cabíamos nosotros, entonces nos acomodamos ahí como pudimos, arriba de los paquetes que luego íbamos a repartir”, recuerda Marcela Londoño Ríos, periodista comunitaria que comenzó sus prácticas como estudiante de Comunicación Social en el 2009 y que años después llegó a ser la directora del periódico y de la ONG.

“Al comienzo, cumplíamos nuestra labor social, pero terminamos haciendo un poco de todo: las reuniones de comité editorial, pensábamos los artículos, la distribución y actividades culturales”, rememora Marcela de esas tardes de pan y chocolate caliente en la casa de Yorlady Benjumea, líder barrial y fundadora de Mi Comuna, que ya proponía las primeras utopías para una población históricamente vulnerada de una Medellín marcada por la desigualdad social, y aún con los resabios de la violencia de otras décadas, que la llegó a convertir en la ciudad más peligrosa del mundo. 

Historias de la cotidianeidad

 

“Acá crecemos con la idea de que hay que irse del barrio porque los medios masivos solo refuerzan el estigma y dicen que está todo mal, hablan de asesinatos, robos, pobreza”, dice Lorena Tamayo, comunicadora social y teatrera. 

Henrry Valencia, coordinador de Comunicación Comunitaria, añade que “en ‘Mi Comuna 2’ contamos historias que no aparecen ni siquiera en medios alternativos, por eso el apellido de ‘comunitario’ lo vuelve distintivo. Contamos la historia de la señora que tiene un museo en la sala de su casa; el pregonero con un canto particular para vender mazamorra, o los que bailan danzas afro en la estación del metrocable”. “Nuestro archivo es un repositorio de memorias vivas de la comuna”, destaca. 

Con los años, el periódico creció, se sumaron nuevas voces jóvenes. Al tiempo, la ONG amplió su oferta cultural y alcanzó nuevos públicos. “En 2014 llevamos los comités editoriales a las casas de nuestros vecinos, puerta a puerta, y les preguntamos qué historias querían leer en su periódico y qué actividades querían hacer”, cuenta Henrry. 

Tenían un público, tenían una oferta cultural, pero no tenían un espacio adecuado: en la Comuna 2 - Santa Cruz, una zona periférica sobre una montaña muy densamente poblada, hay un índice de 2,7 metros cuadrados de espacio público por habitante, 10 veces menos que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 10 y 15 metros cuadrados por habitante.

Las utopías… inspiradas en Eduardo Galeano

Luego de mucho callejear por los barrios, estos jóvenes soñadores encontraron una vieja casa de ladrillo, semiabandonada y muy deteriorada, que pertenecía a los terrenos de una iglesia cercana, pero con dos pisos y varias salas para dar los talleres, más una amplia terraza que se usa para conciertos, obras de teatro y para la anual Fiesta de la Utopía.

“Estaba lleno de escombros, las paredes caídas y había murciélagos, pero teníamos mucho entusiasmo y la solidaridad de los vecinos para levantarla”, dice con una sonrisa Henrry, ahora sentado en una silla con respaldo, frente a la mesa principal de la Sala de Redacción Gabriel García Márquez, tras una reunión de contenidos para las redes sociales de ‘Mi Comuna’, que celebrarán las 100 ediciones del periódico.

“El nombre de la Casa se alinea con nuestra mirada del mundo, con creer en otras narrativas posibles; lo de ‘Encuentro' nos permite juntarnos a conversar, intercambiar perspectivas”, dice la socióloga Claudia Vázquez, que inició su vínculo con el espacio cuando tenía apenas 14 años y hoy es la directora general de ‘Mi Comuna’.

“En un principio, se iba a llamar La Casa de las Utopías”, dice a su lado Lorena, “pero en 2015 muere (el escritor uruguayo) Eduardo Galeano y para muchas personas del equipo era un referente, teníamos muy presente su libro ‘Las venas abiertas de América Latina’ (1971) y otros textos, entonces se eligió a Galeano porque políticamente nos identificamos con lo que escribió y su manera de pensar nuestra región y el mundo”.

La importancia de los referentes culturales

En esta casa cultural, Galeano convive con otros referentes culturales de Colombia y América latina: García Márquez, el escritor colombiano ganador del Premio Nobel de Literatura está en la sala del periodismo y las letras; el revolucionario pedagogo brasileño Paulo Freire, en educación popular, y la comprometida artista plástica de Medellín Débora Arango, en la sala de arte, entre otros espacios.

“Cada personaje de la casa son como nuestros libritos favoritos de la biblioteca, a algunos los fuimos conociendo también en el hacer y nos parecía muy importante generar nuevos referentes para esta ciudad”, dicen Claudia y Lorena. Detrás de ellas, en la pared principal del primer piso, un colorido mural deja otro mensaje: “Nada por arte de magia, todo por arte de Barrio”.

“Ya no podían seguir siendo referentes los ‘clichés’ de la cultura paisa como Pablo Escobar, los paramilitares o la guerrilla. Nos propusimos generar referentes propios de nuestra filosofía, que nuestros vecinos se pregunten quiénes son y así generar conciencia”, explica Henrry, para quien es especialmente importante el impacto que tienen en los jóvenes, que pasan muchas horas fuera de sus casas.

“Con la apertura de la casa y la ampliación de la oferta, pasamos a ser referentes en la zona norte de la ciudad: todos los estudiantes querían hacer aquí las prácticas y se sumaron muchos jóvenes y vecinos, y la universidad y algunos privados comenzaron a hacer cosas con nosotros”, explica sobre la ONG, financiada a través de becas, recursos privados y fondos públicos.

"Conocer y dignificar mi propio barrio"

“Mi Comuna” permitió también romper con otras problemáticas heredadas de los tiempos oscuros de Medellín, como poder transitar libremente entre barrios, controlado por bandas criminales durante décadas. 

“Cuando tenía 10 años, me gustaba el teatro pero yo no conocía Nuestra Gente (la ONG cultural con más historia de la zona norte) porque era muy peligroso pasar desde mi barrio hasta allí, entonces ‘Mi Comuna’ me permitió conocer nuevos callejones donde no me animaba a caminar”, cuenta Lorena.“Y ahora a los niños y niñas les abre posibilidades porque no tienen que ir al centro o a zonas de otros ‘estratos’ para acceder a la cultura o a talleres como los que tenemos nosotros acá”.

Aquí radica, quizás, la esencia de “Mi Comuna”: ser un refugio seguro para lo lúdico, un cofre donde anidan utopías y mundos posibles para las juventudes. Porque, como dice Galeano en su relato ‘Derecho al delirio’: “Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura porque no habrá niños de la calle…”



FUENTE:TRT Español y agencias
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