Los palestinos en la asediada Gaza se despertaron con una noticia esperada desde hace largo tiempo: Hamás e Israel acordaron la "primera fase" del acuerdo de paz mediado por Estados Unidos que finalmente podría poner fin al genocidio en el enclave costero.
Roba, una joven gazatí desplazada al campo de Nuseirat, recibió la noticia con incredulidad. En declaraciones a TRT World, confesó que no podía creer que estuviera ocurriendo realmente.
Ha sobrevivido a varias treguas que se derrumbaron en cuestión de días, la más reciente el pasado mes de enero, que terminó cuando Israel reanudó los bombardeos dos meses después.
"No quiero celebrar demasiado pronto", dijo. "Después de este genocidio, nada volverá a ser cómo antes. Ya no hay hogares, ni infraestructura, ni escuelas ni jardines de infancia. No queda nada".
Roba perdió su hogar en los ataques israelíes, uno más entre más del 90 % de las viviendas del enclave que han sido arrasadas.
Desempleada y desplazada, asegura que el futuro sigue siendo incierto.
"No hay horizonte, no hay futuro por delante. Lo que nos espera podría ser tan duro como estos dos años de genocidio", lamentó.
El acuerdo, que contempla la liberación de rehenes y una retirada gradual de las fuerzas israelíes, ha sido celebrado por el presidente estadounidense Donald Trump como "los primeros pasos hacia una paz sólida, duradera y eterna".
Anunciado en Sharm el-Sheij con la mediación de Türkiye, Egipto, Qatar y Estados Unidos, el pacto ha sido recibido con optimismo por todos los países implicados.
Sin embargo, para quienes viven bajo el asfixiante asedio israelí, la esperanza llega mezclada con cansancio y el temor de una nueva decepción.
“Podemos reconstruir nuestros hogares, y nuestras vidas”
El arquitecto Mohammed Suhail calificó este avance como “un momento de alivio” tras dos años de destrucción y unas 200.000 víctimas palestinas, aunque se mantiene cauto.
“Hemos vivido demasiadas treguas fallidas”, dijo a TRT World. "Pero esta vez, quiero creer que podemos reconstruir nuestros hogares, y nuestras vidas".
Suhail aseguró que espera contribuir a los esfuerzos de reconstrucción una vez que regrese la estabilidad. “Si hay un verdadero apoyo árabe e internacional, Gaza puede levantarse de nuevo rápidamente”, afirmó.
Además, cree que la reconstrucción debe comenzar tanto por las personas como por la infraestructura. “Al menos podemos reconstruir el espíritu humano y la ciudad”, añadió.
Su optimismo coincide con el llamado de la ONU a poner en marcha un plan de reconstrucción de 7.000 millones de dólares para restaurar hospitales, clínicas e infraestructuras esenciales, lo que el organismo describe como “la base para la paz y la recuperación”.
“Mi sueño es volver a estudiar”
Ibrahim, un joven de 19 años que terminó la secundaria con una nota del 97 % justo antes de que comenzara la guerra, expresó su alegría al conocer la noticia de un posible fin a los bombardeos israelíes.
“El genocidio me impidió ir a la universidad durante dos años, pero no quebró mi determinación”, dijo a TRT World.
Ibrahim, quien sueña con estudiar ingeniería eléctrica en el extranjero y se esfuerza por mejorar su inglés para poder optar a una beca, pidió que la ayuda internacional apoye a los estudiantes de Gaza en la reconstrucción de su futuro.
“Hemos perdido dos años de educación”, señaló. “Pero los jóvenes aquí somos resilientes; solo necesitamos que el mundo nos ayude a empezar de nuevo”.
UNICEF estima que en total unos 64.000 niños han muerto o resultado heridos en Gaza en los últimos dos años, calificando la brutal ofensiva como “una experiencia infernal que ha devastado a toda una generación”.
“Sentimientos encontrados”
Eyad Amawi, un coordinador de ayuda palestino desplazado en el centro de Gaza, dijo a la agencia de noticias AP que tiene "sentimientos encontrados, entre la felicidad y la tristeza, recuerdos - todo está mezclado".
"Nos lo creemos y no nos lo creemos", afirmó, describiendo el peso emocional de escuchar la noticia del alto el fuego después de años de brutal ofensiva.
Amawi dijo que espera que el acuerdo se implemente según lo previsto para que la gente pueda volver a sus hogares y empezar a “renovar la voluntad y la esperanza de vivir” en Gaza, donde los escombros y las heridas dominan el paisaje.
Su mayor temor, dijo, es que Israel ponga obstáculos a la implementación del acuerdo.
“Los ojos de los palestinos en Gaza están puestos en cómo el mundo ayudará a Gaza a reconstruirse”, añadió. “Necesitamos arreglarlo todo aquí, especialmente los efectos psicológicos, para poder continuar con nuestras vidas”.
Amawi planea regresar a la Ciudad de Gaza tan pronto como el acuerdo entre en vigor, para retomar su labor y colaborar en los esfuerzos de rehabilitación.
Contó que la noticia del acuerdo llegó tarde a Gaza, cuando la mayoría de la gente estaba dormida.
“Las celebraciones serán grandes. Pero también lo serán la tristeza y las preocupaciones”, dijo. Y al mundo le envió un mensaje claro: “Os necesitamos”.
Entre la esperanza y la supervivencia
En Al-Mawasi, al sur de Gaza, la noche se llenó de expectativa. Una fuente de la agencia AFP informó sobre cantos de “Allahu akbar” y disparos al aire en señal de celebración antes del anuncio.
“Seguimos muy de cerca cada noticia sobre las negociaciones y el alto el fuego”, dijo Mohammed Zamlot, de 50 años, quien fue expulsado por Israel del norte de Gaza.
Mientras los residentes de Gaza esperan señales de que la tregua se mantenga, los funcionarios humanitarios advierten que el costo de la brutal agresión sigue siendo devastador: desplazamiento masivo, hambre generalizada y colapso de los servicios médicos.
La ONU ha instado a garantizar un acceso inmediato y sin obstáculos a la ayuda humanitaria, y advirtió que cualquier paz debe ir acompañada de una reconstrucción a gran escala.
Por ahora, personas como Roba, Mohammed, Ibrahim, Zamlot y Eyad deben navegar en ese espacio frágil entre la supervivencia y la esperanza de que, esta vez, la paz pueda finalmente perdurar.