Mientras Hamás liberaba a todos los rehenes vivos e Israel liberaba a casi 2.000 prisioneros palestinos este lunes, la primera fase del alto el fuego en Gaza parecía estar en marcha, en medio de crecientes esperanzas de una paz duradera en la región.
En un día de rápidos acontecimientos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirigió al parlamento israelí, la Knesset, antes de viajar a Egipto, donde firmó un documento crucial de alto el fuego junto a líderes turcos, egipcios y qataríes.
Aunque ahora la atención mundial se centra en la segunda fase, la mayor incógnita gira en torno al futuro de Hamás, el grupo de resistencia palestino que ha estado al frente del conflicto desde el 7 de octubre de 2023.
El documento de paz firmado en Sharm El Sheij no hace referencia a Hamás, aunque el plan de paz de 20 puntos de Trump contempla su desarme y desmovilización, así como la transferencia de poder a una fuerza internacional de estabilización.
A medida que el alto el fuego se consolida, miembros de Hamás han salido de sus escondites para patrullar las calles destruidas de Gaza, demostrando que sigue siendo una fuerza a tener en cuenta, pese a sufrir pérdidas devastadoras durante los dos años de guerra con Israel.
Formado en 1987 como una alternativa de resistencia a Fatah, Hamás sigue contando con un amplio apoyo entre los palestinos, según una encuesta realizada en mayo.
El sondeo indicó que Hamás mantiene más respaldo que Fatah tanto en Cisjordania ocupada como en Gaza, donde fue elegido en 2006.
Según la encuesta, una abrumadora mayoría de palestinos se opone al desarme de Hamás o a la salida de su liderazgo militar de Gaza.
Un informe reciente sugiere que incluso Trump reconoce la necesidad de que Hamás controle partes de Gaza, al menos temporalmente, para garantizar la seguridad del enclave. "Les dimos aprobación por un período de tiempo", afirmó a los periodistas durante su vuelo a Oriente Medio en el Air Force One.
Luciano Zaccara, experto en Oriente Medio y el Golfo radicado en Doha, ve pragmatismo en las declaraciones de Trump.
“Israel y Estados Unidos han estado diciendo que Hamás debería desaparecer completamente. Pero parece que, al menos, Trump se dio cuenta de que no es 100% realizable”, comentó Zaccara al canal TRT World.
Hamás es necesario, al menos por ahora
Incluso en declaraciones previas a la cumbre de paz en Sharm El Sheij, Trump sugirió que Hamás podría ser necesario para llenar el vacío de seguridad en Gaza, ya que cerca de dos millones de personas buscan regresar a sus hogares en el enclave devastado.
“Pueden ocurrir muchas cosas malas. Por eso queremos que sea, queremos que sea seguro”, afirmó Trump, refiriéndose al papel de Hamás en la seguridad posconflicto en Gaza.
Zaccara explica que mantener cierta presencia de Hamás y sus redes locales podría ayudar a gobernar y reconstruir Gaza, evitando la aparición de milicias fuera de control que pudieran amenazar el proceso de recuperación.
El mayor obstáculo para un papel activo de Hamás en Gaza, según Zaccara, será el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien rechazó la invitación de Trump a la cumbre en Egipto, citando, según reportes, una festividad judía.
Netanyahu ha enfrentado presión de sus aliados ultranacionalistas y de extrema derecha para eliminar a Hamás y tomar control permanente de Gaza. Sería impensable para él “tratar con Hamás a diario”, sostuvo Zaccara.
Otro punto de conflicto en el futuro será el plan de Trump para gobernar Gaza.
Según Zaccara, Hamás podría estar de acuerdo con gran parte del plan de 20 puntos de Trump, pero es poco probable que acepte un gobierno transitorio no palestino.
El camino a seguir
Informes de terreno desde Gaza sugieren que la policía, los tribunales y la autoridad municipal básica han colapsado en gran medida tras dos años de la ofensiva genocida de Israel, que ha devastado el enclave.
Hamás se ha movido rápidamente para tomar control mientras clanes armados compiten por el poder en todo el enclave. El grupo de resistencia palestino también mató a 32 miembros de una “pandilla peligrosa afiliada a una familia de la Ciudad de Gaza”, acusada de colaborar con Israel.
Andreas Krieg, profesor asociado del King’s College de Londres y director de MENA Analytica, considera que la reafirmación de control de Hamás en áreas abandonadas por Israel es más una demostración de presencia que un regreso a la gobernanza.
Según Kreig, la mejor manera de avanzar tanto para Hamás como para el interés público palestino es “pasar de intentar gobernar a intentar sobrevivir políticamente”.
Desde esta perspectiva, Hamás necesita apartarse temporalmente y centrarse en satisfacer las necesidades diarias de los palestinos: garantizar la ayuda humanitaria, los salarios y los servicios básicos.
Con una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz, que podría incluir tropas de estados árabes y musulmanes, a cargo de supervisar la transición, la atención estará en cómo Hamás se adapta a este escenario cambiado.
Krieg considera que los nuevos reclutas de Hamás podrían estar más dispuestos a unirse a la propuesta fuerza policial palestina que los miembros de larga trayectoria del grupo.
“Para los palestinos en general, la ruta más rápida para salir del caos es una transición creíble en la que la seguridad sea manejada por una nueva fuerza respaldada externamente, con apoyo árabe e internacional”, concluyó el profesor.